Rodeado de curiosos que le observan respetuosos, y totalmente concentrado en su trabajo, el pintor Antonio López, de 87 años, ha continuado este miércoles en plena calle el paisaje de la Puerta del Sol que retomó hace unos días, a pesar del asfixiante calor.

El pintor hiperrealista nacido en Tomelloso en 1936, ataviado con camisa, gorra y mandil, utiliza unas barras de medida que sujeta con la boca y con las que reproduce las formas de los edificios de la plaza madrileña, que comenzó a pintar en 2010, y que retomó en 2021.

Uno de los autores fundamentales del siglo XX español, y uno de los más cotizados (dos de sus retratos de juventud acaban de ser adquiridos por el Ministerio de Cultura para el Reina Sofía), López puede tardar años en rematar un cuadro.

Fue el caso del retrato de la Familia Real de Juan Carlos I, que tardó dos décadas en dar por acabado.

Su técnica se caracteriza por un largo proceso en el que elabora todo minuciosamente, sin rastro de pincelada, y sus temas, según él mismo explicó a EFE en una entrevista el pasado marzo, son dos: "el mundo interior, donde vivo, y otro el mundo exterior, la ciudad y la casa".

Aunque reconocía que es "más cómodo" pintar en su hogar, donde tiene el "absoluto control", al hacerlo en la calle "pueden ocurrir muchas cosas, pero es parte de la aventura", considera. "Debes hacer lo que sientas y no debes pensar en las dificultades", añadía.

El año pasado no pudo continuar con su trabajo sobre el cuadro de la Puerta del Sol porque estaba en obras, y aunque una parte de la plaza sigue levantada, este verano ya puede contar con el espacio que precisa para colocar su caballete y proseguir su obra.