Le viene de casta. De casta taurina, porque en su infancia pudo disfrutar y degustar las tertulias y reuniones relacionadas con la Fiesta habituales en uno de los bares emblemáticos de la capital albacetense: 'El Agüelo'. Allí en aquella marisquería tan cercana a la plaza de toros heredó de su abuelo -que lo regentaba junto a su esposa Adela-, el nombre, además de la pasión por el arte de Cúchares escuchando y empapándose de los comentarios de los profesionales y excelentes aficionados que las protagonizaban.  Así que no es de extrañar que este nuevo Carmelo López, periodista todo terreno, dedique esta su profesión, y vocación, a diversas facetas informativas taurinas en Telemadrid, donde también firma la excelente serie Lo Bravo, que puede verse en la web de la cadena y que recomienda, como hace con otro asunto muy de la tierra, bautizar al coso taurino como Dámaso González.

Él mismo confiesa que el toro siempre ha estado presente con naturalidad en su vida, gracias en principio a su yayo y su yaya, como los denomina cariñosamente. En mezcolanza con la radio, que fue en la que encontró su otra inclinación periodística -ahora fusionada con la de la Fiesta-, de la que, eso sí, no posee antecedentes familiares de ningún tipo. «Durante toda mi infancia la radio siempre estuvo encendida y se quedó para siempre. La radio siempre ha sido mi debilidad». Una debilidad que se amplía ahora con la pequeña pantalla, aunque Lo Bravo y algunas otras intervenciones en la televisión autonómica, se pueden escuchar a veces en la emisora radiofónica Onda Madrid, también de la comunidad autónoma. Igualmente, tras estudiar la carrera en Alicante y Salamanca, en sus primeros pinitos periodísticos aunó trabajos en Albacete -de los que, como de los compañeros de entonces, guarda un gran recuerdo -en los informativos de Radio Albacete - «Allí, con Rafael López, que ahora está en figura de los D'Js a nivel internacional, presenté el primer programa de toros», recuerda- y la extinta cadena televisiva Localia.

Casi de inmediato llegó otro espacio televisivo taurino de entonces, El Percal, junto al matador de toros Juanito Martínez, y la cobertura del abono septembrino en el desaparecido periódico El Día. Después dio el salto a Madrid entrando en 'Canal + Toros', donde dirigió el programa documental Paisaje herrado, pasando luego a Taurocast, en el que surgió su debut con el inalámbrico en las retransmisiones  de festejos -como ahora entre otras muchas cosas en Telemadrid-. Y finalmente su fichaje por esta televisión pública, donde se siente feliz.