La profundidad de la pintura

Virgilio Liante
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Ana Escribano explica que su obra «está definida por la ecología y el feminismo, sé que hay una carga muy importante ahí, pero en pintura no creo que haya un tema que pueda definirla»

Ana Escribano habla de todos sus proyectos.

Tiene el arte en sus venas. Ana Escribano ha terminado una obra que se llama "Tercer acto: acanto, un amor inmortal", que es la última parte de una trilogía que se ha ido desarrollando a lo largo de cuatro años.

Cuando he pensado sobre qué hablan estas obras: «El amor es el escenario en el que se componen. Cada una de ellas corresponde a un momento concreto y sería una observación en torno a las relaciones interpersonales.

Hay una frase de la poeta malagueña, María victoria Atenza, «Tiene la perfección vocación de desorden» que para mí tiene mucho que ver con la idea del amor y la construcción de las obras.

Esta trilogía está compuesta por O2, que fue la primera que se hizo, después Medición de distancias y por último Tercer acto: acanto, un amor inmortal, que habla de ti, de mí, del vecino y de nuestra manera de convivir y de entendernos con el otro, por supuesto encierran una historia personal que sólo a mí me pertenece, pero que bien podría ser la de cualquiera».

Asimismo, explica que sus obras se han movido por certámenes nacionales y "ahora mismo estoy terminando una obra que se llama Invasor y está dentro de la línea de trabajo del Entusiasmo, un diario dentro de lo cotidiano, donde todas tienen una carga técnica principal que es la de dibujo. Trabajo en formatos de 147x114, en el caso de "Invasor" 120x120 y lo que tienen en común es la acción como elemento propulsor para la creación y el pensamiento. Dentro de cada una de ellas me enfoco más en unos aspectos que otros, por ejemplo en la obra de Valiente, que ha sido expuesta en el Festival de Poesía de Oh Poetry!, que me invitaron Almudena Sánchez y Andrés García Cerdán y que se lo agradezco muchísimo, hablo de la buena educación, la que nos permite pensar por nosotros mismos, aquella por la que no cumplimos órdenes, evitar así el término de banalidad del mal del que hablaba Hannah Arendt para no poder ser utilizados. Ahora en Invasor, he intentado hablar de algo tremendamente duro de una forma hermosa. No sé si lo he conseguido, pero lo que comenzó siendo una crítica medioambiental se ha ido convirtiendo en un espejo humano un poco terrible. La enfermedad, la depresión, así como el amor son unos invasores tremendos y finalmente creo que esta obra habla de espacio, que es un problema al que yo me he enfrentado bastante en lo personal».

Respecto al estilo de los cuadros que realiza explica que hace figuración, «a veces han dicho que hago una Figuración Hiperrealista, no es verdad, y también a veces me han dicho que soy Surrealista, tampoco lo creo». Es cierto que hubo una obra que se llamaba Gemelos a los que ella les puso unos plásticos por encima y parecía Surrealista, pero era bastante real. Ahora hay un lenguaje en la pintura que tampoco está siendo etiquetado porque hay una narrativa muy nueva y tampoco creo que sea a mí a la que le toque definir mi pintura bajo un movimiento artístico porque sería un poco prepotente y si te soy sincera, yo sé cómo es mi forma de componer, qué es lo que miro, qué es lo que me hace pensar, cómo construyo, pero no lo hago pensando en ningún movimiento artístico. Sé que mi obra está definida por la ecología y el feminismo, sé que hay una carga muy importante ahí, pero en pintura no creo que haya un tema que pueda definir a un artista porque el tiempo pasa y en cinco meses no somos las mismas personas y todo eso, creo que escapa un poco de nuestro control, y está bien que así sea.»