El yacimiento de Pozo Moro pudo tener varios monumentos

E.F
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Un reciente artículo publicado en el 'Oxford Journal of Archaeology' propone la hipótesis de que el túmulo en torre descubierto en Chinchilla de Montearagón en los años 70 tuvo a su alrededor varias estructuras más, de otros estilos y épocas

Monumento ibérico de Pozo Moro. - Foto: A.P.

El Monumento Funerario de Pozo Moro, en Chinchilla de Montearagón, es uno de las piezas más destacadas de la sala dedicada a la Cultura  Ibérica en el Museo Arqueológico Nacional (MAN) de Madrid y, también la más voluminosa.

Lo que ve el visitante del MAN cuando uno se topa literalmente con él es una torre de piedra de cinco metros de alto, con decoraciones de estilo oriental, además de varias esculturas de leones que protegen las esquinas de la base.

Descubierto en los años 70 y datado en el siglo V antes de Cristo, siempre se creyó que fue un edificio aislado. Pero un artículo del Oxford Journal of Archaeology por Jesús Robles Moreno, de la Universidad Autónoma de Madrid, apunta en una dirección distinta.

Moreno, quien forma parte del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la UAM, recuerda que «cuando se descubrió el Monumento, estaba derruido y en el suelo; hubo que reconstruirlo a partir de un enorme número de piezas».

En 2021, se publicó un primer estudio (García Cardiel et Olmos) sobre un grupo de piezas del yacimiento original que no parecían coincidir con el Monumento que se expone en Madrid. Ése fue el punto de Moreno.

«El Monumento tiene un estilo propio de las culturas del Mediterráneo Oriental», indica, «pero había unas piezas que no parecían responder a él, parecían ser más propias de las esculturas y monumentos griegos, había una discrepancia».

Del estudio de esta discrepancia surge la hipótesis de que hubo más edificios o estructuras en la zona donde estuvo la Necrópolis ibérica de Pozo Moro. De hecho, en el artículo del Oxford Journal of Archaeology se habla de la posible existencia de un 'Monumento B'.

«No hay duda de que el Monumento en torre existió», puntualiza el arqueólogo, «pero merece la pena investigar la posibilidad de que hubiese más estructuras de diferentes épocas y estilos, algo muy normal en otras necrópolis».

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