Javier López-Galiacho

Javier López-Galiacho


La ilustre Hellín

26/09/2023

Este próximo jueves, Hellín me ha invitado a pronunciar el primer pregón de su feria taurina, que se celebra en estos días en honor de su patrona, la Virgen del Rosario. No es Hellín una localidad cualquiera. Su historia y población es de ciudad. La regente María Cristina ya le otorgó esa distinción. En los últimos años, sin embargo, su peso ha decaído. Las razones son varias. Una de ellas, escandalosa, es el abandono por Adif de la histórica línea ferroviaria entre Cartagena y Madrid, donde Hellín, desde 1864, era núcleo privilegiado. Otra fue la pérdida de su industria clásica del esparto que tanta riqueza le reportó, hasta transformarla urbanísticamente con su Gran Vía. Hellín forma parte de mi memoria sentimental. Y no sólo como ciudad de paso camino de la hermana y querida Murcia, atravesando entonces su arteria principal. Pues fue Hellín para mí habitual parada y fonda. Recuerdo aquellos partidos en el viejo campo de Santa Ana entre el Albacete Balompié y la histórica Agrupación Deportiva Hellín, que jugó en el duro grupo IV de la tercera división nacional con jugadores de la clase de Villegas, Caraballo o Manolo Prieto, con Abilio Rubio de entrenador. A Hellín, cómo no, también íbamos a sus afamadas corridas que se celebran en una de las plazas con más solera de España. Con proyecto del buen arquitecto Prado Riquelme, fue inaugurada en septiembre de 1862 con un mano a mano, el mejor de la época, entre el gran Cúchares y aquel célebre El Tato («No ha venido ni el Tato»). Tras los toros nos íbamos al taurino Hotel Reina Victoria a tapear y con aquel irrepetible Vicente Blanquer El Gallo, un día nos dieron las dos de la mañana saboreando caramelos de La Elisa, mientras veíamos salir a las vedettes del Teatro Victoria, teatro al que no hace mucho distinguimos desde Amithe con el premio Arcos. Me falta conocer su afamada Semana Santa. Hellín tiene pedigrí de gente importante como el Conde de Floridablanca (allí se retiró), Cristóbal Lozano, Melchor de Macanaz, Justo Millán o Mariano Tomás. Y ahora a un futuro premio Nobel de medicina como será Izpisúa. Este jueves vuelvo a Hellín del que nunca me fui.