«Soy una observadora de lo que pasa a mi alrededor»

Antonio Díaz
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La sala Pepe Isbert del Teatro Circo acogió la presentación de Instantánea, primer poemario de Verónica Hernández Jorge. La autora comentó a La Tribuna de Albacete las singularidades de su obra, editada por La Siesta del Lobo.

Verónica Hernández Jorge. - Foto: José Miguel Esparcia

La sala Pepe Isbert del Teatro Circo acogió la presentación de Instantánea, primer poemario de Verónica Hernández Jorge. La autora comentó a La Tribuna de Albacete las singularidades de su  obra, editada por La Siesta del Lobo.

¿Cómo surgió este proyecto literario?

No es que lo pensase mucho. Soy una escuchante de poesía, de toda la vida y he participado en muchos recitales y también estuve trabajando en la Universidad Popular y, entre otras actividades, hacía una semana dedicada a la poesía, que enlazaba con Poetas en Otoño, las jornadas, y también hice jornadas de bienestar emocional, entre otras actividades, porque soy muy versátil en el tema de trabajo. También en Chinchilla hicimos del festival Chincharte. 

Un buen día, en 2016, en época de cambio, en Semana Santa, me sentía bien y comencé a escribir. 

Poesía, directamente.

Sí, porque dispongo de un espacio como me gusta, de mucha luz. También los paseos por la Sierra de Chinchilla, por el Castillo, son espacios que hacen aflorar todo lo que lleva al poema. Claro, hay que darles forma, que tengan ritmo poético y que sean lo más parecido a lo que quiero hacer, sin dejar de ser yo. Estos poemas son instantáneas, momentos de mi vida que dejan huella, la imagen de un paisaje, un olor, un persona. Son momentos de sentimiento e internamente se despierta una necesidad, brota y luego vas construyendo el poema. Todos los sentidos, en ese momento, están en lo que estás diciendo y dejas que todo eso fluya, como una catarata.  

¿Cuáles son los temas más presentes en su obra?

El primer poema, por ejemplo, se titula El Cementerio, en el que recuerdo mi adolescencia, cuando acompañaba a mi abuela. Bueno, ahí están las imágenes de mi familia, de mi adolescencia, junto con mi relación con mis hijos, un paisaje, una película, el trabajo, la vida.  Creo que soy una gran observadora del mundo y la conexión con el mundo y las personas con las que me relaciono. Diría que soy una observadora del mundo, de lo que pasa a mi alrededor. 

¿Observación y atención?

Claro, soy una observadora atenta, tengo mucha empatía e interactúo fácilmente, sobre todo con los sentimientos de las personas. Lo que me llega, lo que de verdad tiene sentido para mí y me emociona, eso es lo que plasmo. 

¿Fue muy complicada la elección de los poemas?

Parto de que el poema sea poema y me explico, no cualquier cosa vale. Hay una criba inicial, antes de medir el poema y antes de terminarlo. No todo vale,  porque un poema tiene que tener un sentido y no solo reflexivo. En base a eso, viendo que los poemas valían la pena, se traspasa. Todo el mundo, por ejemplo, puede pintar, pero lo que te emociona va más allá de lo que se plasma. Para mí, el arte conmueve, tú plasmas y a los demás les conmueve, eso es lo que tiene significado de una poesía, de un cuadro, de una película, que te diga algo. 

¿Cómo está estructurado?

Son tres partes. La mayor parte de los poemas de la primera parte están escritos entre 2016 y 2017, con 41 poemas. Luego más a cuentagotas, con las otras dos partes y en total son 69 poemas.  

¿Cuál es la idea a partir de esta presentación?

Ahora, a vivir, a dejarme llevar y el lunes mismo empezó a brotar otro poema que estoy trabajando,  porque cuando algo te gusta y disfrutas, hay continuidad. Lo que he aprendido voy a ponerlo en práctica, porque voluntariamente, va brotando.