Aumenta el número de agresiones de hijos a padres que llegan a los juzgados

MARCELO ORTEGA
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La Fiscalía tramitó 23 casos de violencia doméstica en la provincia durante el año 2013 frente a los 14 registrados en el año anterior

Albacete no es ajeno al fenómeno de las agresiones de hijos a sus padres, una forma de violencia que sigue creciendo a tenor de las denuncias que se reciben en los juzgados. En el año pasado, la Fiscalía Provincial registró hasta 23 casos de violencia doméstica cometidos por menores, lo que supone que estos delitos sean la tercera causa de infracción cometida por quienes no han cumplido todavía los 18 años, por detrás de los robos con violencia e intimidación y los robos con fuerza.

El dato de los 23 delitos de violencia doméstica figura en las estadísticas de la memoria anual de la Fiscalía, un documento que esta semana presentaba el fiscal general del Estado, Eduardo Torres Dulce. En Albacete, la estadística y la actividad de la Fiscalía se presentará en unas semanas; en cualquier caso después de la presentación de la memoria de la Fiscalía Superior de Castilla-La Mancha, programada para el viernes. Así lo indicaba el fiscal provincial, Juan Francisco Ríos Pintado, que sin confirmar el crecimiento de casos de agresiones a padres y madres sí indicaba que «los delitos tipificados como violencias doméstica responden a episodios de este tipo, hijos que emplean violencia contra sus familiares». Ríos indicó que sin valorar la estadística «sí es cierto que siguen apareciendo casos a menudo».

Las anteriores estadísticas de la Fiscalía de Albacete ponen de relevancia que sí llegan más denuncias por esta violencia doméstica de menores a sus padres. En 2011 no hubo ningún caso; en 2012 aparecen 14 agresiones, y finalmente en 2013 se computaron las citadas 23.

TESTIMONIOS. El Centro de Estudios de Criminología de la UCLM realizó un amplio trabajo sobre menores agresores a sus familias en Albacete para la Consejería de Bienestar Social de la Junta, recogiendo entrevistas con menores y con padres de la provincia que habían vivido episodios de violencia. «Me sube una ira que no puedo controlar», explicaba uno. «Me repiten las cosas muchas veces, me da rabia, y exploto», señalaba otro. Los padres, mientras, recogían su impotencia para actuar: «Cuando se pone histérico lo dejo», o «cuando toma droga está más agresivo, pero sin tomarla ya es violento». El estudio de la UCLM señalaba en sus resultados que la mayoría de menores agresores son adolescentes «con un problema de violencia en general y con un problema de violencia familiar en particular». Además, se trata de menores que «en su mayoría ya presentaban problemas de conducta a edades muy tempranas». El estudio aconseja a la Administración trabajar más en el tema para «conocer de qué manera unos estilos educativos que un principio fueron adecuados se convierten en inadecuados», y hacer una investigación más exhaustiva sobre las características de los menores que llegan a tener conductas violentas, por la dificultad de establecer patrones.