La maquinaria del PP, lejos de aletargarse, no ha parado de funcionar desde que el Rey designó a Pedro Sánchez como candidato a la investidura. Mientras el PSOE se esforzaba por cerrar un pacto para que su líder fuera reelegido, los populares fijaron la vista en dos objetivos.
El primero, denunciar las cesiones «indignas» al independentismo del líder socialista a cambio de seguir en Moncloa, reclamando por ello nuevas elecciones. Y el segundo y no menos importante, articular su renovación. Un cambio que afectará a su cúpula, pero también al organigrama territorial en lugares como el País Vasco, Asturias y La Rioja, con Cataluña como asignatura pendiente por ahora.
Así, los de Alberto Núñez Feijóo se pusieron manos a la obra en esta última meta este fin de semana celebrando su cónclave en Euskadi. Una cita en la que el diputado y exdelegado de Gobierno Javier de Andrés fue designado como sucesor de Carlos Iturgaiz.
Esta comunidad es uno de los flancos débiles donde los conservadores quieren mejorar sus resultados. En las últimas elecciones generales ya lo lograron, incrementando en un 2,65 por ciento el voto y ampliando a dos el número de diputados, aunque son cuarta fuerza con el 11,49 por ciento de los apoyos. De hecho, en el Congreso, durante el debate para su investidura fallida, Feijóo avisó al PNV del riesgo de apoyar de nuevo a una coalición de izquierdas y advirtió que los populares pugnarán por el voto conservador en la próxima cita con las urnas en Euskadi.
El líder del PP defendió su alternativa a los jeltzales, que reivindica el autonomismo como el mejor proyecto de convivencia, en el acto del PP vasco por el aniversario del Estatuto de Gernika, donde también se mostró contrario a la autodeterminación. El popular fue, además, muy beligerante con la foto y el acuerdo para la investidura de Sánchez con y Bildu.
Cuentas pendientes
Pasado el congreso en el País Vasco, el próximo día 18 le llegará al turno al PP de Asturias, que arrastra seis años y medio sin celebrar uno. El cónclave se convoca después de que el candidato en los comicios de mayo, el alto funcionario de la UE Diego Canga, dimitiese. Había sido designado a instancia de Feijóo y se había afiliado recientemente al PP.
Ese fue el último capítulo de un partido marcado por la división y que no se reunía oficialmente desde 2017. En 2019, el entonces líder nacional Pablo Casado apostó por Teresa Mallada como candidata en Asturias, en lugar de por Mercedes Fernándes, quien había sido elegida presidenta por el 95 por ciento de los votos. En 2022, Feijóo descartó a Mallada, hoy senadora.
El congreso está llamado, pues, a poner fin a esta conflictividad. Parte con dos aspirantes: Álvaro Queipo, hasta ahora secretario general y que desplegará el apoyo de los alcaldes, y Javier Brea, que buscará dar «voz a la militancia».
Cuca Gamarra
El próximo día 25 será el cónclave del PP de La Rioja, otro territorio sin cambios desde 2017, cuando el partido se dividió entre quien finalmente fue elegido, José Ignacio Ceniceros, y la oficialista Cuca Gamarra, hoy número dos a nivel nacional.
Para evitar un cisma, y entre críticas de la militancia, la cúpula nacional presentó en mayo a Gonzalo Capellán sin celebrar el cóongreso pendiente.
Tras recuperar el Gobierno para el PP con mayoría absoluta, Capellán buscará ahora presidir el PP riojano, gestionado de forma interina por Alberto Galiana desde la dimisión de Ceniceros en octubre de 2022.