Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


El PSOE de Felipe y Alfonso

22/09/2023

No deben estar tan tranquilos los sanchistas cuando intentan desacreditar a Felipe y Alfonso filtrando nombres como la corrupción, el Gal o Filesa. No deben estar tan tranquilos cuando recurren a esas mañas, pero deberían tener en cuenta que más grave que la corrupción dineraria es la moral, sobre la que el sanchismo puede dar un máster.

Felipe González y Alfonso Guerra han dado un paso adelante tras años de respetuoso silencio a pesar de que no compartieron muchas de las decisiones de Zapatero y prácticamente ninguna de las que toma Pedro Sánchez. Han dado un paso adelante cuando han visto que España está en peligro. No han podido callar ante las fórmulas del gobierno para mantenerse en el poder, propias de dictadores que aplican la ley a conveniencia y se toman la Constitución a título de inventario.

Los dos políticos han cumplido ya los 80, pero mantienen la lucidez. Quieren incondicionalmente al partido en el que militan desde que eran críos, partido al que han dado todo y del que han recibido todo, y se resisten a que el PSOE convierta España en un país que incluso empieza a escandalizar a las autoridades de la UE por su falta de respeto a los tratados europeos. El PSOE de Sánchez se ha puesto en manos de un prófugo, y mientras González y Guerra hablaban sincera y abiertamente en Madrid sobre su preocupación por las decisiones del gobierno actual, en Nueva York el presidente de ese gobierno daba a entender que asumía las exigencias de los sediciosos: una amnistía que será la mancha negra de España como país democrático.

Amnistía que no es producto de una convicción de Sánchez y sus acomodaticios ministros sobre la necesidad de esa medida de gracia, puesto que la negaban taxativamente hasta hace poco; es la prueba fehaciente de que España está en manos de un Sánchez que no tiene límites éticos ni políticos. Se ampara en que le avalan los votos, y no es cierto: no ha tenido suficientes, pero no ha dudado en llegar a acuerdos con partidos de escasa monta y con otros que pretenden romper España territorialmente y poner punto final el Estado de Derecho, que exige respeto a la legalidad y separación de los poderes del Estado. Sánchez, desde el Ejecutivo, desprecia las decisiones del Judicial y compra los apoyos del Legislativo.

El acto de presentación del libro de Alfonso Guerra no fue una concentración de viejas glorias, sino una concentración de docenas de dirigentes socialistas que participaron en la conversión de la España posfranquista en una España democrática. Con esfuerzo, con víctimas, con renuncias políticas para lograr los necesarios acuerdos.

En ese acto de Felipe y Alfonso lo que se vio fue dolor, y rabia, por el hecho de que sean dirigentes del PSOE los que están causando tanto destrozo ayudados por quienes no cumplen la ley y buscan escindirse de España. Pero con el dinero de los españoles, eso sí. Con el dinero que les da Sánchez tan graciosamente.