Tras dejarse querer por el presidente de la Generalitat en su primer encuentro institucional, celebrado a finales de julio, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, dio ayer calabazas a Artur Mas al confirmar que no acudirá a la manifestación de la Diada del próximo 11 de septiembre. La razón esgrimida por la regidora es que, en su opinión, la convocatoria de este año hace «referencia explícita» a las elecciones catalanas del 27 de septiembre, lo cual es incompatible con su «rol institucional». De hecho, en este sentido, remarcó que si no fuera la primera edil de la Ciudad Condal hubiera ido.
A pesar de los intentos del presidente de la ANC, Jordi Sánchez, de convencer a los ciudadanos de que el acto de la Diada no será partidista, Colau apuntó que entiende lo contrario, que la manifestación representa un apoyo a Junts pel Sí, la candidatura independentista en la que figura Artur Mas de número cuatro. Así, defendió el derecho a decidir «sobre muchas otras cuestiones», no únicamente sobre la autodeterminación, pero hizo hincapié en que su «papel institucional como alcaldesa de todos» le impide manifestarse por lo que se consideraría una opción soberanista.
A pesar de su ausencia, la alcaldesa de Barcelona mostró su máximo respeto por el acto y consideró que, este año, Cataluña vive una «situación de excepcionalidad» sobre todo «por culpa del Partido Popular». En este sentido, hizo referencia a la adhesión de Barcelona a la Associació de Municipis per la Independència (AMI), que se votará en un pleno que se celebrará el próximo lunes y en la que, previsiblemente, se abstendrá, a pesar de que desde Barcelona En Comú «estamos encantados» de que se haga el debate.
La determinación de la regidora de la Ciudad Condal fue celebrada por partidos como PSC, PP o Ciudadanos, mientras que los nacionalistas censuraron el escaso compromiso de Colau con un día tan importante como ése.
Hasta la Diada, y las posteriores elecciones autonómicas, el presidente de la Generalitat aún tiene compromisos de su agenda oficial. Uno de los más importantes, de hecho, se celebrará mañana, ya que el president comparecerá ante el Parlament para explicar, en principio, las razones del adelanto electoral. Sin embargo, los recientes registros de las Guardia Civil en distintas sedes de CDC por presunta corrupción podrían tapar el 27-S. En este sentido, el coordinador general de CDC, Josep Rull, confirmó que Mas dará cuenta de lo ocurrido si le preguntan por eso en su comparecencia en la Cámara, aunque descartó promover un Pleno específico sobre ello. «Quien no haga bien las cosas en CDC, fuera del partido, pero el pasado viernes no vimos una expresión de justicia y sí para crear un montaje público que influya en el proceso electoral», apuntó Rull.
Consecuencias. Por otro lado, la vicepresidenta primera del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, aseguró ayer que, al igual que ha hecho el expresidente Felipe González, llama a que cada vez más gente explique las «consecuencias» de lo que supondría la independencia para Cataluña. De hecho, la popular agradeció al que fuera líder del Ejecutivo su carta publicada el pasado domingo en la que apelaba a la responsabilidad para solucionar el problema catalán: «La opinión de los expresidentes es muy autorizada porque lo que han vivido es muy importante. Además, personalmente agradezco que ponga el acento en lo importante, en que la ley se cumpla».