Juan Gómez Canca, conocido artísticamente como El Kanka, es un cantautor, compositor y músico español. Desde que empezó su carrera en solitario en 2007 ha conseguido consagrarse como uno de los mejores figurantes de la nueva generación de cantautores de España. Su música es un punto de afluencia de diferentes estilos y músicos: Roberto Iniesta, La Cabra Mecánica o Jorge Drexler entre otros.

¿Cómo va la gira?

Muy bien, la verdad. Esta tiene un punto especial, porque la hemos hecho después de un año de parón, después de 15 meses sin subirme a un escenario y se coge con ganas. Cuando se saca un disco largo hay que decir que es muy hermoso y además da frescura. En la pandemia di 94 conciertos, que se dice pronto, y este año voy a dar 50 ó 60 a lo mejor.  

¿Su música es muy alegre, recuerda mucho a la música andina en No se dice suerte?

Hay un poco de todo. Es verdad que tiendo más a la alegría que a la melancolía, pero también hay canciones más emocionales. Hay otras canciones que son rumbas, otros temas pueden recordar más a The Beatles.

¿El talento es vital para estar en la música?

Según lo que sale por ahí parece que no. Creo que está bastante bien, pero no me parece la parte más imprescindible. Hay mucha gente que se dedica a la música y creo que de talento van flojillo. Es una cosa objetiva. Hay mucha gente con talento que está pasándolo realmente mal y otra con poco talento que vende miles y miles de entradas.  

¿Lo que decía Robe de Extremoduro hace poco era bastante significativo?

Él decía que era una cosa buena no tiene por qué significar que sea una cosa que le guste a mucha gente, porque entonces la música clásica sería una mierda y las buenas canciones serían las del verano.

¿Le gusta cómo está la indusria ahora mismo?

No me da lo mismo, porque tenemos un sistema muy concreto porque las alternativas que hay son mejores o peores, pero estamos en el sistema en el que estamos, pero quizás dentro de 300 años haya otro sistema y hayan descubierto otra forma de llevar la sociedad. Ésta tiene muchos defectos, el sistema capitalista los tiene y parece que el engranaje funciona de tal manera, porque estamos todos abocados a consumir cosas de poca calidad y en la música pasa muchísimo. Parece que es más importante estar lanzando lo que sea, grabado de cualquier manera y colaborando unos con otros. El germen artístico está más difuminado, aunque hay cosas brillantes de gente que se sostiene completamente.

¿Es importante para todos que haya música diferente?

Creo que sí. A ver, soy un romántico de los antiguos o un Pokemon legendario, pero sí que tiene su importancia. Creo que cuando uno está chungo y se pone determinada canción le puede cambiar el estado de ánimo. A raíz del arte se descubren muchas cosas, como es algo creativo e innovador. Si toda la música es igual de importante para gestionar las emociones. Sólo hay una forma de enriquecerse.

¿Cuáles son las causas de toda la música que lleva dentro?

Hay una causa primaria y es que gracias a la naturaleza o a Dios o a quién sea tengo oído y capacidad de memoria de tal forma que me ha permitido en algún momento de mi vida coger una guitarra, empezar a manejarla. A mí siempre me ha gustado expresarme, supongo que porque soy neurótico. Creo que expresarse de una manera creativa es muy aliviante. Siempre me ha gustado poner los pensamientos en orden, escribir sobre cosas y cuando descubrí que tenía oído y que le podía dar vueltas a la guitarra, a la melodía y a la voz, fue una forma de salvación, de autoterapia. Un día me da por hacer una melodía y otra por otra.

¿Cuáles son las referencias que tiene?

Escucho mucha música.  A día de hoy más canciones que otra cosa en mi idioma, porque es lo que más entiendo y porque para mí las letras son muy importantes. Me gusta Extremoduro, Juan Luis Guerra, cantautores desconocidos y música comercial.

¿Sufrir es también parte de este caminar?

Claro que sí y el piense lo contrario, le esperan unos pocos de palos a la vuelta de la esquina.

¿Estuvo mucho tiempo sin aparecer y se dedicó exclusivamente a vivir?

Lo que pasó ahí fui que estaba muy quemado, porque llevaba más de 10 años o algo más sin parar, en un proyecto independiente. Grababa de lunes a viernes y el sábado me iba a La Coruña o a Sevilla o donde me tocara cantar. Necesitaba parar, a lo mejor no tanto tiempo como lo he hecho, pero era necesario para recuperar las ganas como lo he hecho.