Editorial

El 11-M marcado por la prescripción de los atentados

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La memoria de las víctimas debe ser honrada, pero no todos los aniversarios con actos y recuerdo, sino con la verdad

España vivió ayer una jornada de recuerdo de las 193 víctimas de los atentados yihadistas del 11-M en diversas estaciones de tren de Madrid. Fueron numerosos los actos de conmemoración. En el principal, celebrado en la sede de la Comunidad de Madrid, en la Puerta del Sol, participaron el alcalde de la ciudad, José Luis Rodríguez Almeida; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez-Feijóo. También estuvieron presentes representantes de todos los partidos políticos. También hubo un acto de recuerdo en Francia, encabezado por el presidente de la República Emmanuel Macron.

Los atentados de Madrid fueron los más sangrientos que el yihadismo perpetró en Europa y todavía los hechos no acabaron de esclarecerse por completo. El juicio condenó a los autores materiales de las explosiones, pero todavía están libres los autores financieros e intelectuales. Por eso, desde las asociaciones de víctimas piden a las autoridades que los atentados no prescriban, un hecho que puede producirse el próximo año cuando se cumplan dos décadas de los ataques yihadistas. A día de hoy, todavía surgen nuevos datos que podrían dar un giro a las investigaciones que permanecen abiertas. En este sentido, las asociaciones de víctimas se aferran a la Doctrina Miguel Ángel Blanco, que se basa en el Convenio Europeo sobre la Imprescriptibilidad (CEI) de 1974, en España vigente desde 2003, que retira la prescripción a los crímenes de guerra, lesa humanidad y «otras conductas de naturaleza comparable» designadas por el Estado miembro.

En el 11-M todavía quedan muchas incógnitas que deben resolverse para el descanso de las 193 familias que perdieron a un ser querido. Es de justicia que se conozcan los nombres de los autores intelectuales y económicos de los atentados de Madrid, porque son tan culpables o más que los propios autores materiales de las explosiones. La autoridades deben facilitar que los hechos no prescriban para que las investigaciones continúen abiertas y los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado tengan una base legal para desarrollar su trabajo.

El 11-M fue el mayor atentado de los yihadistas perpetrado en Europa hasta la fecha y la memoria de las víctimas debe ser honrada, pero no todos los aniversarios con actos y recuerdo, sino con la verdad de lo que ocurrió en las estaciones de Atocha, Santa Eugenia y El Pozo, junto a la calle Téllez. Las familias sólo quieren conocer la verdad, por muy dura que sea, para cerrar el duelo por aquellas 193 víctimas que el único delito que cometieron fue intentar abrirse paso en la vida aquel 11 de marzo de 2004.