«La mujer no podía elegir su destino, tenía el matrimonio»

Antonio Díaz
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Elvira Valero de la Rosa, directora del Archivo Histórico de Albacete, intervino en el ciclo de conferencias de Aluex, en el salón de actos de la Diputación Provincial

Elvira Valero de la Rosa - Foto: Rubén Serrallé

Elvira Valero de la Rosa, directora del Archivo Histórico de Albacete, intervino en el ciclo de conferencias de Aluex, en el salón de actos de la Diputación Provincial. La investigadora y divulgadora, con más de 16 publicaciones y tres obras monográficas editadas, habló sobre La evolución de los derechos de la mujer en Albacete y comentó distintos  aspectos de su intervención. 

¿Una intervención enmarcada en los actos del Día de la Mujer?

Claro, lo elegí porque el año pasado por estas fechas ya preparé una intervención sobre la evolución de los derechos de la mujer y luego Aluex me pidió dar una conferencia y me pareció muy oportuno que el mes de marzo se arropara con un ciclo de conferencias sobre la mujer.

Explicó distintos aspectos para poner en contexto los datos de la evolución.

Efectivamente, estructuré la conferencia en dos partes, precisamente para contextualizar y también comprender mentalidades. Es muy importante reconocer y saber que los derechos de la mujer se han conseguido en épocas mucho más tardía que los de los hombres y que la mayoría se han conseguido en el siglo XX. Dentro de ese siglo, hubo un breve paréntesis en la segunda república, en que se lograron cotas de libertad muy importantes para la mujer, pero en el franquismo hubo un retroceso y hasta 1975, la mujer no logra prescindir de aquella licencia marital que necesitaban para todo. La mujer casada, hasta 1961, necesitaba licencia marital para trabajar, algo que arrancaba de 1505, de las leyes  de Toro. Otra cosa son los movimientos del feminismo.  

¿La evolución aquí fue paralela al resto de España?

Como las leyes que nos han afectado han sido las mismas, hay un paralelismo en la evolución, pero sí que en Albacete, en la Ilustración, que fue fundamental, por ejemplo, no hubo sociedades económicas de Amigos del País, que hicieron un gran empuje en todos los sentidos a la evolución. Albacete, una ciudad pequeña, de provincias, como se decía, el acceso a la educación fue posterior. La primera mujer que logró ir al instituto, lo hizo en 1874, pero aquellas mujeres pioneras no tenían casi opción a sacarse el título de Bachiller, porque no podían matricularse en oficial, lo tenían que hacer a distancia, en Educación Doméstica, con lo cual, abandonaban. La primera mujer de Albacete que sacó el Bachiller, lo hizo en 1904. Con respecto al trabajo, la incorporación de la mujer en Albacete fue más lenta que en el resto de España.  

¿Algún caso excepcional?

La mujer no podía elegir su destino, tenía el matrimonio porque la soltería ni siquiera estaba contemplada en las leyes y, además, era una desgracia. Bien matrimonio, o el convento y la mujer no podía elegir con quién se casaba, era el padre el que pactaba el matrimonio, pero a raíz de la Ilustración, hay otras situaciones y la mujer tiene una libertad para participar en la sociedad. Hay un caso, el de un matrimonio de dos jóvenes, de clases sociales distintas, en 1790. Ella era una noble de Chinchilla y él un clérigo. Hacen una promesa de matrimonio y el padre no autoriza la unión, pone un juicio de disenso y caso llega a Chancillería de Granada. Eso es para mí un punto de inflexión, la sociedad empieza a cambiar.

¿Supuso el franquismo un retroceso tan significativo?

Sí, en 1931 la mujer había conseguido igualarse al hombre, por ejemplo en cuanto al matrimonio civil, con los mismos derechos. Se tuvo acceso al divorcio en 1932 y en 1933 por primera vez la mujer votó. La educación, por primera vez era mixta y con igual currículo. Claro, la llegada de Franco fue un retroceso en los derechos. En el franquismo, la Sección Femenina tenía como misión educar a las mujeres en los valores falangistas: patria, dios y hogar. La educación se volvió a segregar.  

Todo eso vuelve a cambiar, de nuevo, en 1975.

Claro, se suprime la licencia marital y ya, en 1978, con la Constitución, hombre y mujer adquieren los mismos derechos. Es curioso, la dote, que aportaba la mujer al matrimonio, comenzó en la Edad Media y pervivió hasta el año 1981.  El  divorcio en tiempos de Franco se suprimió y volvió en 1981; el aborto en 1981. Ha sido todo muy lento.