Palacios se marca la vuelta a Madrid como un objetivo

Pedro Belmonte
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Terminó en la Feria de Albacete con media docena de corridas de toros y un cambio en verano, con la ruptura con su apoderado para llevar él su carrera

Andrés Palacios, en la faena de muleta en la corrida en la que actuó en la pasada Feria de Albacete. - Foto: Rubén Serrallé

Andrés Palacios terminó en la Feria Taurina de Albacete su temporada, con media docena de corridas toreadas y un cambio a mitad de verano, rompiendo con sus apoderados y llevando él mismo las riendas de su carrera; una carrera siempre marcada por su concepto muy personal del toreo, con profundidad y clase, no ayuno de técnica, tan necesaria para poder expresarse con solvencia en la cara del toro. Palacios ha conversado con La Tribuna de Albacete sobre sus actuaciones, sobresaliendo la tarde de Albacete, con la que se abrió el abono de 2022.

«Llegaron las canales que es como decimos los toreros al invierno, pero la verdad es que es una época que a mí me gusta, porque es el tiempo de pensar, evolucionar y ver cosas para la siguiente temporada y así renovar ilusiones de cara a la primavera. Todo esto forma parte del mundo del toro, la temporada y el descanso», indica.

Un torero que mide mucho su tiempo, con todo perfectamente coordinado. «Me gusta desconectar un poco de la presión de la temporada y el entrenamiento para ordenar todo y así, cuando engancho a entrenar es como una ilusión nueva y cosas que durante el año estás buscando, fluyen, por lo que con un parón de tiempo, a veces ves las cosas más claras que cuando las buscas durante la temporada, por lo que siempre me ha gustado parar un tiempo cuando acaba la temporada. No paro mucho, porque físicamente sí que me mantengo, pero de torear sí que desconecto un poco».

Han sido seis corridas de toros, una temporada muy corta y ha habido de todo. «Unas tardes en las que toreé toros muy bien y otras que me hicieron los antiguos apoderados con corridas muy a contra estilo mío, muy duras que no dejan torear y no permiten expresar mi concepto y al final es una lucha interna, porque puedes estar bien con los toros, digno con ellos, pero no te vas contento. Luego en Belmonte la corrida no fue muy allá, pero mi actitud muy buena y en Albacete, estuve bien con un toro, porque el otro estaba cojo, pero el primero, un toro exigente, con muchas teclas que tocar, exigiendo firmeza y el carné de muchos años de experiencia y disposición por lo que me fui de la plaza contento. En otra época con ese toro no creo que hubiese estado como estuve este año».

El análisis.

Seguimos analizando esa tarde en Albacete. «Las dos primeras tandas al primero de la tarde, un toro con transmisión y tandas largas, de seis o más muletazos, con entrega, disposición y técnica le gané, por eso la segunda parte de la faena, el animal se afligió un poco al verse podido y empezó a costarle pasar pues ya no dominaba él la situación, pero ahí está la situación, que en otras circunstancias hubiese sido él el que ganaría la pelea y el que hubiese acabado corriendo habría sido yo. Me fui contento porque se pudo ver que si embiste un poco un toro se puede armar gorda, porque hay un torero dispuesto. Lo de las tandas largas lo llevo entrenando este año, porque tres y el de pecho deja a la gente sentada sin que sientan nada, por lo que la emoción comienza a transmitirse a partir del cuarto muletazo, ya que el toro ya no viene con la inercia del principio sino que hay que engancharlo, viene más despacio y es cuando aparece la belleza, se pasa más miedo, pero es cuando se consigue que la gente se emocione».

Inspiración y técnica. «La técnica tiene que estar ahí. Torear un toro es como la doma de un caballo, pero lo tienes que hacer en seis minutos y con el caballo puedes estar más tiempo, pero no deja de ser una doma, pues existe un animal salvaje y le tienes que hacer pasar por donde tú quieres y si a esa técnica que tienes que utilizar le imprimes sentimiento y profundidad, es cuando aparece el toreo. La técnica es muy fría si no la utilizas para expresar tus sentimientos».

Rompe con sus apoderados en el mes de mayo. «Eran visiones totalmente diferentes de planteamientos de temporada y festejos, porque yo quiero crecer como torero y al toro que tiene complicaciones poder lidiarlo y no solo esperar al toro bueno, pero de ahí a solo encarar ese tipo de corridas, no vamos a ninguna parte. El hermano de Ángel Teruel decía en un vídeo que si alguien tiene un don especial, si no lo aprovechas, están haciendo el tonto, y si tengo unas formas de torear, que expreso mis sentimientos de una manera determinada, si me pongo con las corridas duras, al final las lidio, pero no estoy resaltando mis virtudes ni aprovechar en lo que soy bueno. Íbamos por caminos diferentes y decidí cortar antes de seguir por el mal camino».

De momento no hay ningún nuevo apoderado. «Siempre se están mirando cosas y hablando con gente, pero a día de hoy no tengo a nadie. Seguiré hablando para intervenir en la Copa Chenel que patrocina la Fundación Toro de Lidia y sobre todo ir a Madrid, donde llevo años queriendo volver, porque creo que es el momento de volver a pisar esa plaza, ya que es donde mi concepto y mis formas se van a valorar más. Si hay una persona que me acompañe y me ayude en el camino, bien y si no tendré que seguir luchando por mi cuenta».