Nunca es tarde si la dicha es buena, cual afirma el refrán. Que cuadra a la perfección con lo acontecido con Ángel Viñas Martín en su reciente viaje a Madrid con un doblete de actos diferentes pero con un denominador común: su protagonismo. De un lado, el homenaje que a este brillante historiador de raíces rodenses le ofrecieron los albaceteños de la diáspora en la capital española cuando recogió el premio Albacete Siempre, que dedicó con emocionadas palabras a su padre nacido en esta localidad de nuestra provincia. De otro, la presentación en el Ateneo de su reciente libro, La forja de un historiador, con asistencia de Ernest Urtasun, ministro de Cultura, que se extendió en elogios, algo que fe un denominador común en el resto de personajes que fueron ponentes de un evento que llenó a tope el salón donde se llevó a cabo.
El recuerdo a su padre, que tuvo que abandonar La Roda para buscarse la vida y la de sus hijos en Madrid, ya estuvo presente, y también la emoción de Ángel, cuando tras una charla que mantuvo el año pasado en la sede de los paisanos se le comunicó la concesión de este título -que hasta ahora no había podido recoger- con la famosa frase de Azorín sobre Albacete. Un premio destinado a personajes que sin haber nacido en nuestra provincia van siempre hablando bien y presumiendo de sus raíces de la misma.
Cual ocurre con este intelectual que, cual le expresó Patricio Morcillo, mandatario del grupo de Albacete en Madrid, «es mucho más que un historiador, posiblemente el mejor de todos los actuales y el más prolífico con su ingente cantidad de libros publicados». Viñas, que sin olvidad Madrid, donde nació hace 83 años, además de a su padre siempre tiene presente a su La Roda, donde la actual Corporación puso una calle a su nombre, y localidad en la que pasó muchas épocas en su infancia y a la que viaja siempre que puede en sus frecuentes visitas a España desde Bruselas, donde reside.
El historiador agradeció el premio que le hacía «especial ilusión por ser de otra gente que, cada uno con sus circunstancias, tuvo que dejar su tierra», dijo, lo que le otorgaba para él «un valor muy grande». También mantuvo un coloquio de manera informal con directivos y socios del grupo sobre su trayectoria general, que el presidente de este conjunto de albaceteños calificó de «ejemplar y un orgullo para todos los rodenses y albaceteños».
Y luego repasó brevemente sus múltiples labores, entre otras, además de las de catedrático de Economía en cuatro universidades, las de diplomático, técnico comercial del Estado, director de Relaciones Exteriores de la Comisión Europea y embajador de la Unión Europea en la ONU. «Y, claro, su brillante dedicación a la historia, que le ha llevado precisamente a pasar a la historia como uno de los más importantes». Por cierto que Viñas comentó que él, doctor en Económicas, se dedicó a ella «de casualidad tras una serie de vicisitudes».
Por último, adelantó varias cuestiones en exclusiva sobre La forja de un historiador, que al día siguiente presentaba de manera oficial en el Ateneo. El acto concluyó con petición por parte del grupo de que en el próximo viaje a España, de momento sin fecha fija, ofrezca una conferencia en la sede de Albacete en Madrid, que el historiador afirmó procurará cumplir. Y finalmente con la invitación a uno de sus platos favoritos, la tortilla española, imposible de encontrar en Bruselas, y que tanto echa de menos allí.
También en esta puesta de largo en el Ateneo del libro, por ahora el último de sus cerca de cuarenta, el acto fue una lluvia de loas a Viñas de todos los ponentes y miembros de la mesa. Las primeras, las del ministro de Cultura, que desde días atrás abrió un hueco en su cargada agenda para abrir la presentación. Urtasun sostuvo que La forja de un historiador es una «brillante, espectacular y completa biografía de su autor», que se caracteriza «por el rigor y el respeto a los hechos con claridad y papeles en la mano» a lo que siempre añade su «pasión de narrador».
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