El feminismo pide más recursos en la crianza y en los cuidados

Teresa
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Bajo el paraguas de la unidad, cientos de mujeres y hombres se manifestaron por el centro convocados por la Coordinadora del 8M, para exigir una sociedad más igualitaria y celebrar la lucha de las féminas

Mujeres y hombres se manifestaron en la fiesta por la igualdad. - Foto: Rubén Serrallé

A diferencia de lo ocurrido en otros territorios, el movimiento feminista de Albacete ha hecho gala esta tarde y un año más de unión y fuerza en la manifestación convocada por la Coordinadora 8M con motivo del Día Internacional de la Mujer.

Varios cientos de personas, que al final del recorrido de la manifestación podrían haber superado las 2.000 ó incluso 3.000 personas, recorrieron el habitual trayecto entre las plazas Gabriel Lodares y del Altozano, a una marcha lenta que alcanzó el final del recorrido entre cánticos y consignas pasadas las 19,30 horas. Tras una pancarta principal, con el lema Todas las mujeres, todos los derechos, todos los días, los últimos grupos comenzaban a andar desde la punta del Parque cuando la cabecera llegaba a la plaza del Altozano.

Como en años anteriores el recorrido de la marcha fue amenizada a ritmo de batucada por el grupo Sambasoría. Tanto en  la cabeza de la manifestación como en su parte central los más jóvenes no cesaron de corear lemas habituales en esta fechas, tales como que Viva la lucha de las mujeres, Estamos hasta el culo de tantos machirulo, Basta ya de machismo patriarcal, No es no lo demás es violación, Nosotras parimos, nosotras decidimos, Ni una menos, vivas nos queremos, y Fuera los rosarios de nuestros ovarios, entre otros.

Tras la llegada al Altozano, fue el momento de dar a conocer el manifiesto elaborado por la Coordinadora 8M, comisión que agrupa diversos colectivos feministas, junto a sindicatos, partidos políticos progresistas y otras organizaciones. Este año la encargada de dar lectura al mismo fue la actriz y crítica de cine y videojuegos, Sherezade Atiénzar, que recordó que «nuestra lucha sigue siendo necesaria porque el machismo y la misoginia siguen ocupando un lugar en la sociedad y  porque muchas personas afirman, erróneamente, que la igualdad ya está conseguida. Sigue siendo urgente y necesario que sigamos en pie, que nos manifestemos, que gritemos bien alto y que defendamos nuestros derechos».

Este año el manifiesto se centró mayoritariamente en denunciar la feminización de los cuidados  y su gratuidad, y poner sobre la mesa que «el 55% de las personas que cotizan a la Seguridad Social actualmente tienen más de 55 años y la crisis de cuidados se intensificará en los años que vienen», de ahí la necesidad de pedir que se cumpla un pacto de cuidados.

Además de exigir la profesionalización de los cuidados, el manifiesto por el 8M también demandó recursos para la crianza, a través de ingresos directos a las familias y la ampliación de los permisos de maternidad y paternidad, y que estas medidas se apliquen a todas las personas, independientemente del tipo de familia que hayan construido y de su país de origen. No faltó la referencia a las desigualdades sociales que por su género sufren las mujeres, por lo que exigen un sistema de investigación que incorpore mujeres a los ensayos clínicos de medicamentos, y con ello un sistema de salud igualitario;al tiempo que insistieron en la necesidad de que las mujeres dejen de ser objetos de consumo andantes y deje de comercializarse con ellas.

Frente al individualismo que gana terreno, el manifiesto incidió  en fomentar la sororidad.

leyes. También hubo en el manifiesto referencias a la crisis climática. «Las mujeres sufrimos más las consecuencias del cambio climático porque tenemos trabajos más precarios»; así como abogó por extinguir los discursos sobre el género en las profesiones, especialmente en las relacionadas con ciencia, tecnología y matemáticas. Tuvo además referencias a los conflictos geopolíticos, «donde las mujeres y las niñas son devastadas», e incluso citó los avances en materia de inclusión en diversidad afectivo sexual, pero mostró su rechazo a las políticas que defienden un retroceso en los derechos adquiridos.

El manifiesto concluyó con una petición expresa al Gobierno regional para que cumpla las leyes relativas a las interrupciones voluntarias del embarazo, que piden que se practiquen en los hospitales públicos para acabar así con los hostigamientos sistemáticos que sufren las mujeres a las puertas de las clínicas privadas, como el acoso en la puerta de la clínica Iris.