Ramón Fontseré es uno de los grandes del teatro, que con su compañía Els Joglars ha recorrido toda España haciendo reír al público que se da cita en sus espectáculos. Hoy, a las 20 horas, abrirá el telón para representar Que salga Aristófanes en el Teatro Circo.  

¿De qué va la obra con la que llega al Teatro Circo?

Es un catedrático de clásicas que ha padecido escraches por parte de unos alumnos y a consecuencia de esto tiene unas secuelas por lo que lo tienen que internar en un centro de reeducación psicocultural y allí como es un gran conocedor del mundo clásico, entre ficción y realidad, él coge a Aristófanes como ejemplo. Él mismo se cree Aristófanes e intenta hacer una obra en este centro con el consecuente encontronazo con los responsables del centro. Coge a Aristófanes como símbolo de la libertad en una sociedad cada vez más llena de tabúes.

¿Está un poco loco por lo visto?

No, en absoluto. Los locos son los otros, porque él es un loco cuerdo.

¿El mundo adulto está infantilizado ahora mismo?

Cada vez que se lee todo el movimiento que ahora tenemos hay mucha gente con la piel fina y muchos  ofendiditos, lo que es una consecuencia de este mundo infantilizado. Es un mundo de atención al cliente en el que el cliente siempre tiene la razón.

¿Las redes sociales son las censoras de la actualidad?

Antes los censores se podían identificar. Las redes sociales tienen un grado positivo, que está muy bien y que son un gran avance, pero tienen otro lado oscuro porque si no estás conmigo eres lo peor y el Apocalipsis. Ahora cualquiera puede censurar a otra persona, por eso hay la proliferación de la ofensa, todo está minado de ofensas, tienes que vigilar mucho lo que dices porque se puede producir un linchamiento si no tienes cuidado con tus palabras.  

¿Cree que falta mucha empatía en la sociedad actual?

Hay grupos empáticos o grandes grupos en los que uno se siente muy protegido dentro de ellos. Los que son versos sueltos o librepensadores no están tan protegidos o no gozan de esa empatía.  

En un mundo de libertades considera que la sociedad cada vez está más aborregada.

Lo que está claro es que parajódicamente cada vez hay más tabúes. En una sociedad donde se protegen los derechos y las libertades cada vez hay más tabúes. El sentido de la manada que tiene la gente es una realidad, porque la sociedad se siente más segura perteneciendo a una manada, creo que es esto es algo que va con la condición humana.  

¿Dónde están los límites de la libertad de expresión?

En el Código Penal ya marca unas líneas rojas. Yo creo que la libertad de expresión es algo que utilizamos los artistas. Que yo haga lo imposible para que tú puedas expresar ideas con las que yo no estoy de acuerdo es la libertad de expresión auténtica.  

¿Y cuando hace sus obras eso lo tiene en cuenta o pasa absolutamente de todo?

Yo cuando hago mis obras, o cuando Albert las hace, la pasión que tenemos en lo que creemos, en lo que estamos haciendo es la fuerza que nos hace que seamos capaces de arriesgarnos y de tirar para adelante sin pensar en las consecuencias que puede tener esto. Es la pasión y la indagación por la verdad a través del humor, la ironía, la sátira. Esta fuerza es la que puede con todo, con los miedos, con la autocensura, es esto lo que hace que sigamos para adelante.

¿Cuál es el personaje con el que más ha disfrutado y por qué?

Con el escritor catalán Josep Pla. Coincido mucho con el personaje, con la manera que tenía de vivir, porque vivía en el campo como yo, también la manera de entender el mundo, su pesimismo-optimista y su concepto de la belleza y la vida coinciden plenamente conmigo.

¿Se puede hacer sátira de todo?

Claro, ya he dicho que el límite está en el Código Penal, luego cada uno que apechugue las consecuencias. Si yo hago a Desdemona de verdad supongo que me caerá un buen palo.

¿De las guerras también se puede hacer humor?

En los campos de concentración nazis había presos que hacían humor y hacían desfiles de modelos con sus trajes de prisioneros. El humor es quizás lo que nos separa de los animales, es algo que tenemos, que nos viene dado y que se puede utilizar perfectamente.

¿Qué cosas no soporta Ramón Fontseré?

Las colas y la masa. (Risas).

¿Cómo está la situación actualmente en Cataluña?

Igual porque seguimos en esta especie de locura y de delirio, pero ahora más porque también mandan en Madrid. Está igual o peor. No se ven visos de mejora porque hasta que el Gobierno central necesite su apoyo las cosas están mal.  

Llevan 61 años como compañía. Hacen teatro de vanguardia, pero a la vez es popular. Uno al final qué prefiere que le consideren teatro vanguardista o más tradicional.

Yo creo que esta mezcla que hacemos nosotros combina lo tradicional con lo último de la tecnología, es un oficio artesanal, esta artesanía combinada con los elementos contemporáneos es lo que ha venido practicando Els Joglars a lo largo de la historia. Nosotros nunca hemos olvidado que hacemos teatro artesanal y que no hay más arte que el esfuerzo, el sudor y el sufrimiento.  

¿Quién sería Aristófanes hoy en día?

Albert sería un gran Aristófanes. Todos aquellos que se atreven a ser librepensadores, a no dejarse llevar por el gran mensaje seductor de los políticos, de los embaucadores, de la demagogia y el sectarismo, artistas que sean capaces de hacer ver todo esto en sus obras para que la gente reaccione o sepa de qué va el asunto. Por eso los espectáculos de Els Joglars son catárticos, porque la gente cuando ve lo que reflejamos en el escenario piensa lo que ellos piensan, mensaje que por pereza, por complejo o por mecanización no se atreven a decir.