La afición taurina despide a Zapaterito

Francisco J. Martínez
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Matadores de toros, novilleros y miembros de la plataforma También Somos Cultura dieron la primera vuelta al ruedo en la plaza de toros de Albacete de un aficionado fallecido, Rafael Sánchez 'Zapaterito de Santa Quiteria'

En febrero de 2021, un ciudadano en principio anónimo se apostaba en la Puerta Grande de la plaza de toros para recoger firmas con el fin de conseguir que el coso volviera a acoger festejos taurinos. Era el tiempo en el que la pandemia comenzaba a remitir y el individuo, con una humilde mesa de camping plegable y una silla de plástico se pasó horas y horas, mientras la ciudadanía se acercaba para mostrarle su apoyo en forma de miles de rúbricas. Era Rafael Sánchez, Zapaterito de Santa Quiteria.

Por esa misma Puerta Grande salía ayer su féretro, portado en hombros por profesionales del mundo del toro, aficionados, familiares y sus compañeros de la plataforma taurina También Somos Cultura. Era la primera vez en la historia que el pueblo de Albacete daba una vuelta al ruedo póstuma a un aficionado taurino. Fue el último adiós de la tauromaquia albacetense a uno de sus representantes más singulares.

Zapaterito de Santa Quiteria -apodo que le venía por la zapatería humilde que poseía su padre en la calle Santa Quiteria- fue, ante todo, un defensor de la tauromaquia y de los toreros locales. De hecho, algunos de ellos le acompañaron en su último homenaje como José Gómez Cabañero, Sebastián Cortés, José Fernando Molina, Mario Sotos, Cristian Pérez o Alberto Pozo. También estuvieron presentes novilleros como Alejandro Peñaranda o Francisco José Mazo, alumnos de la Escuela Taurina, así como diversos profesionales del mundo del toro y ganaderos.

El féretro fue acompañado desde el Tanatorio Municipal por una comitiva formada por una decena de coches fúnebres -el fallecido era socio de Mortualba, sociedad concesionaria de la gestión del Tanatorio Municipal de la capital manchega-. En el patio de cuadrillas del coso albacetense, el ataúd fue sacado por matadores de toros, novilleros, miembros de la plataforma taurina También Somos Cultura y aficionados anónimos y cubierto por un capote de paseo del matador de toros Miguel Tendero, que se encuentra en Perú, donde está anunciado en varias corridas, y un capote de brega donado por la plataforma taurina También Somos Cultura. Al irrumpir en la arena los asistentes rompieron en una fuerte ovación, que se repitió cuando los portadores del féretro se encaminaron hacia la Puerta Grande del coso de la calle de la Feria.

Las muestras de dolor y de cariño hacia Rafael Sánchez fueron la tónica dominante durante todo el acto, del que fueron testigos en el ruedo seis coches fúnebres.

Zapaterito de Santa Quiteria se ganó el honor de despedirse en la plaza de toros porque era un luchador incansable por la tauromaquia en la ciudad y en la provincia, con multitud de iniciativas como la recogida de firmas para la vuelta de los festejos, la donación de muletas y capotes a los alumnos más destacados de la Escuela Taurina, la recogida de alimentos para la Institución Benéfica del Sagrado Corazón, popularmente conocida como Cotolengo...

Además, fue un personaje destacado en la ciudad. No en vano era el obispo en el Entierro de la Sardina, colaborador con varias cofradías y con la Hospitalidad de Lourdes.

Era tan genuino que dejó dicho que en su funeral sonara la canción de los payasos de la tele: «Había una vez un circo...», que, sin duda, será más triste sin él.