Auge y peligro de los retos virales

María Jesús Álava
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Los desafíos que corren como la pólvora en redes sociales como Tik Tok conllevan riesgos físicos y psicológicos para los jóvenes

Auge y peligro de los retos virales - Foto: Imagen de nensuria en Freepik

El mes pasado hablábamos del peligro de las redes sociales y hoy profundizaremos en una de las principales consecuencias que están sufriendo muchos adolescentes: los retos virales.

Plataformas como TikTok dicen que velan por la seguridad de sus usuarios, pero lo cierto es que aunque digan que se preocupan mucho, son plataformas perfectas para difundir retos virales; desafíos que cada vez están más extendidos y suponen un gran riesgo. 

En la actualidad, los más extendidos implican autolesiones y situaciones límites para la salud física y psíquica de los usuarios. El último se conoce como la cicatriz francesa, que básicamente consiste en ver a adolescentes que se graban después de haberse hecho una marca en la cara. Hacen recomendaciones -incluso- de cómo autolesionarse y luego muestran orgullosos las heridas que se han hecho.

Otro reto viral muy extendido es el Blackout Challenge, que consiste en aguantar la respiración hasta desmayarse. Para no respirar se taponan la garganta con algún objeto doméstico, lo que implica graves problemas para la salud de aquellos que lo practican. En muchos casos le piden a otro niño/a que les apriete la garganta para impedir la respiración.

De nuevo, este reto se ha viralizado en TikTok y consiste básicamente en grabarse mientras se aguanta la respiración. En el momento en el que pierden el conocimiento, el vídeo termina.

Numerosos pediatras, psicólogos, psiquiatras, profesores… llevamos tiempo avisando de que las autolesiones entre los adolescentes son cada vez más frecuentes. A finales de marzo, en las I Jornadas sobre autolesión y conducta suicida, Beatriz Martínez, psiquiatra infantil y de la adolescencia del Hospital Niño Jesús de Madrid aportó un dato alarmante: en 2002, las autolesiones apenas llegaban al 14 por ciento de los pacientes con algún problema de salud mental, ahora ya se encuentran en el 60 por ciento.

Suelen iniciarse entre los 13 y los 16 años, pero cada vez vemos más casos en niños y niñas de apenas 10 años.

Silvia Álava, directora del Área Infanto-Juvenil de nuestro equipo, constata que el incremento de los casos de autolesiones en los dos últimos años en adolescentes ha sido exponencial. La doctora Álava explica que a esa edad la percepción del riesgo no es real: «La zona del cerebro que mide el peligro, que anticipa las consecuencias, que es el lóbulo prefrontal, todavía a esa edad no está del todo madura».