Samuel Navalón confirmó la alternativa con el toro Misterioso, del hierro de Garcigrande, herrado con el número 138, de 624 kilos, que salió pensándoselo recibiéndolo con una larga cambiada a porta gayola, enjaretándole un manojo de verónicas muy templadas y encajado.
El toro llegó a la muleta tardo en la embestida pero repitiendo al arrancarse, con franqueza por el pitón derecho y más incierto por el izquierdo. Samuel logró varias tandas muy templadas que arrancaron olés profundos de la plaza.
Muy entonado y mandón, la faena fue muy tranquila, con conjunción y pasajes de mucha calidad. Una pena necesitar de un pinchazo y estocada atravesada antes de dos descabellos, lo que dejó todo en una ovación.
Gran faena de valor, técnica y arrojo, poniéndose donde los toros cogen, que ocurrió por el izquierdo, que cazaba moscas con ese pitón. Arrojo y arrestos los que desplegó Navalón en que cerraba plaza, poniendo al público a sufrir. Lo mató de una buena estocada y le arrancó una merecida oreja.
Enrique Ponce sorteó en primer lugar un toro de Garcigrande que fue protestado de salida, arreciando las protestas al partirse la punta del pitón izquierdo, por lo que apenas le dejaron ponerse delante, macheteándolo por la cara , dividiéndose las opiniones.
El último toro de Ponce en Las Ventas, no fue un gran toro, pero en manos del valenciano lució en una faena de detalles pero buenos, muletazos sueltos con temple, desmayo y calidad, que llegaron con fuerza al tendido.
La gracia estaba con Ponce, se le valoró todo lo que hizo, porque lo hizo con gusto y sentido y los circulares finales por la espalda con la rodilla genuflexa, pusieron al público en pie rematando con un estoconazo sin puntilla que enardeció al graderío, pidiendo las dos orejas, que el presidente concedió
Una entonada y compacta faena fue la de David Galván al tercero de la tarde, también de Garcigrande, faena que la espada se encargó de dejarlo todo en una ovación. Pasajes de buen toreo sobre todo por el pitón derecho. El izquierdo fue más incierto y fueron muletazos sueltos, aunque volvió a demostrar el buen momento que atraviesa. Estocada baja y tres descabellos, le hicieron saludar en el tercio.
El quinto fue un toro de Juan Pedro Domecq deslucido, con poco recorrido, con el que Galván derrochó valor y ganas, pero nada más pudo hacer. Lo mató de dos pinchazos y estocada desprendida.