Impulso para crear ciudad

Antonio Díaz
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El Colegio de Arquitectos de Castilla-La Mancha, en sus primeros premios de Arquitectura y Urbanismo, galardonó el 'Edificio de Viviendas en calle Octavio Cuartero', de Francisco Candel Jiménez

Francisco Candel muestra el proyecto premiado. - Foto: Rubén Serrallé

El Colegio de Arquitectos entregó los primeros premios de Arquitectura y Urbanismo de Castilla-La Mancha, después   de   una   década   sin   reconocimientos   para   los   arquitectos   castellano-manchegos. Estos premios se entregaron en siete categorías, en una gala que tuvo lugar en el Paraninfo de Ciudad Real.

El premio COACM Extraordinario, para obras terminadas entre el 1 de enero de 2010 y el 31 diciembre 2019, en Obra Nueva, fue para el Edificio de Viviendas en calle Octavio Cuartero de Albacete, del arquitecto Francisco Candel Jiménez.

El arquitecto comentó a La Tribuna de Albacete que en realidad, lo más importante, es que se trata de «un edificio de Albacete galardonado con el premio extraordinario, en toda la comunidad, entre 2010 y 2019. La convocatoria del Colegio, además, ha sido un éxito porque se han presentado casi 100 obras de arquitectura».

  En cuanto al edificio premiado en sí, advirtió Francisco Candel, «está entre medianerías, junto a uno protegido, en una zona donde en Albacete floreció un salón urbano, por decirlo así, hace 100 años, donde toda la burguesía importante fue asentándose, formando ese salón urbano impresionante, del que solo nos queda la postal».

Este encargo, en este sitio concreto, dijo, no quería que fuese simplemente salir del paso y «en esa tesitura, establecí mis límites con un muro de un metro de espesor de ancho, que limita con las medianerías y me deja un hueco para poder insertar el edificio con las ventajas de la arquitectura moderna, como si fuese un edificio exento. Ese muro me permite respetar a los que hay alrededor y luego, hacer un edificio autónomo que no deba nada a unos y a otros, pero que tenga el impulso de crear ciudad. Podríamos decir que esto, de alguna forma es un eclecticismo moderno, con el mismo impulso y las maneras de ser de la arquitectura actual».

El habitante de ese, como de cualquier otro edificio, necesita luz e intimidad, por las características de la zona, «por eso, esa fachada un tanto abstracta que está jugando con la luz y a la vez con el cierre, como una cortina al exterior que permite cumplir con los dos elementos. De alguna forma, esta fachada pone de relieve lo que ha pasado en 100 años de arquitectura y cómo se ha transformado y busca, desde la arquitectura moderna, explicar que es de su tiempo y tiene el impulso cívico de realizar una arquitectura, con una fachada de valor».

El jurado destacó la innovación de este edificio, «con una fachada de aluminio, con unos cierres para conseguir eficiencia energética y todo motorizado, ya que en un momento determinado, cambia de fachada, algo que a mí me ha preocupado siempre, la composición en arquitectura. Pretendí hacer una fachada que no es fachada, en el sentido de que no hay composición;hay una composición casi musical, con 120 posibilidades de ser para la fachada, por combinatoria». 

En este caso, advirtió, más que el premio, al arquitecto, «insisto, hay que dárselo al edificio y estoy convencido de que este edificio, que lleva allí 10 años, se ha integrado de una manera natural. Era una apuesta que no era errónea, tenía sentido y, con el premio, se reivindica a si mismo». Subrayó Francisco  Candel que «en esta obra ha sido vital la presencia del arquitecto técnico, Francisco López Candel, que ha trabajado codo con codo conmigo para sacar adelante una obra de una gran innovación tecnológica; su colaboración ha sido esencial».

Ahora mismo indicó, «estoy muy centrado en la obra del Hospital de Albacete, que es muy importante y tienes que estar muy encima, es muy compleja, aunque estoy convencido de que será un éxito».