La felicidad que irradió Dani Escriche cuando consiguió el gol que valió para empatar frente al Elche contagió a todo un Belmonte que salió con la sensación de que se pudo y se debió ganar el partido.

El trabajo que estaba realizando el delantero era brillante, pero le faltaba la guinda del gol, algo que para un delantero acaba siendo un lastre cuando llega. El propio jugador, que erró una gran ocasión en la primera mitad, indicó que «estaba hundido».

«Después de esa ocasión no sabía ni por dónde ir, no sabía a qué agarrarme, estaba desesperado porque llegase ese primer gol», aseguró, para añadir que «lo único que me mantenía dentro del partido era trabajar sin pensar en lo que había fallado y simplemente trabajar para el equipo».

En la celebración, Escriche corrió para abrazarse al técnico, Rubén Albés, pero no se olvidó del apoyo de la grada, a la que acudió a saludar una vez finalizado el encuentro. «A la afición le debemos muchísimo. Nos está costando ganar, pero con el recibimiento que hemos tenido al llegar al Estadio les debemos todo lo que demostramos en el campo. Todo lo que trabajamos es por ellos».

Por último, recordó que «ha sido un partido muy duro, muy físico. El Elche nos ha puesto las cosas difíciles y nosotros a ellos».