Atacaba la Ronda de Motilleja los compases de su última canción y varias parejas se hacían hueco para echarse un bailable. No era una verbena ni la plaza mayor de algún pueblo en fiestas. Esto es Madrid, plena Gran Vía, pero los sones castellano-manchegos hacen que la gente se pare frente a las puertas de la Oficina de Turismo regional para curiosear qué está pasando. 

Y lo que ésta pasando es un mero aperitivo, una fugaz imagen, de lo que ocurrirá en Letur del 20 al 22 de julio, cuando la pequeña localidad albaceteña se convertirá en el escenario del festival LeturAlma, una cita musical que busca llevar la cultura a esa España Vaciada que suele quedar al margen los circuitos oficiales.

Con una amplia sonrisa y emocionándose en varios momentos de la presentación, Rozalén, alma mater de este evento que se celebra, de hecho, en el pueblo de su madre, detalló ayer cómo surgió  'el festival más bonico del verano', cuya primera edición se celebró en el año 2016. 

«Esto nació por el miedo que tenemos a la despoblación. Cada vez es más la gente mayor que se nos va y es muy difícil que las familias vengan a vivir a lugares como Letur, que es el pueblo de mi madre, donde mi hermano y yo hemos pasado nuestra infancia», apuntó.

«La cultura, el arte y la música son necesidades básicas, al menos para mí y para otros muchos que formamos parte de este festival, y da mucha pena que en los medios rurales no se pueda acceder a ellos de manera natural», lamentó antes de enfatizar que eventos así son casi «un milagro». 

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