Este país está en llamas, todo lo que aparece en el panorama informativo termina siendo la chispa que provoca un nuevo incendio. Puede que ello se deba a los efectos de las continuadas olas de calor que vienen con este ardoroso verano y que nos tienen un tanto fuera de sí. Pensábamos que este verano podía ser caliente, las celebradas elecciones, la guerra que no cesa, la incertidumbre política y económica que nos envuelve… motivos no faltan para que surjan continuas llamaradas, pero es que hasta el fútbol, y eso que hemos ganado un mundial, ha terminado incendiando la actualidad y provocando sus propios chispazos.
Se conocía un cierto perfil incendiario en el controvertido presidente de la Federación Española de Fútbol, el tal Rubiales, pero jamás hubiéramos pensado que provocaría el fuego de la polémica de la manera que lo ha hecho con su incalificable beso a la jugadora Jenni Hermoso y que ha conseguido que la celebración por el triunfo alcanzado en el Mundial de fútbol femenino, de manera brillante e incontestable en lo deportivo, se viese empañada por lo extradeportivo y por la actitud machista e impresentable del personaje en cuestión. Rubiales ya montó el numerito en el palco, Junto a la Reina y la Infanta además de otras autoridades, con sus gestos testiculares, pero no contento con ello eclipsó toda la celebración por el triunfo deportivo con su «pico» a Hermoso. Rubiales, como buen pirómano, sabe que prendiendo dos focos hay más posibilidades de incendio que con uno, e incluso escucharle en una personalísima y falta de total credibilidad petición de perdón, como horas después hizo, pareció una nueva llamarada para seguir avivando el fuego.