El ciclo de la semilla

Ana Martínez
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El Colectivo967 desocupa mañana el huerto urbano que durante siete años ha dinamizado en el solar cedido por el Colegio de Arquitectos

Ventana en la calle Ricardo Castro por la que se puede observar el huerto urbano del Colectivo967. - Foto: Rubén Serrallé

Todo tiene su fin. Un ciclo que se cierra, a la vez que otros se abren. Tras siete años de esfuerzos y empeños, el Colectivo967 desocupa mañana el huerto urbano que durante siete años ha dinamizado en un solar cedido por la demarcación de Albacete del Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha, ubicado entre las calles Ricardo Castro y Carcelén.

El motivo no es otro que la decisión del citado órgano colegial de no renovar la cesión al Colectivo967, quizá porque en los últimos meses «no ha habido una alineación de objetivos», explica Javier Atiénzar, uno de los integrantes del colectivo, que afirma que desde esta agrupación «sabíamos que esto iba a pasar en algún momento, nos lo comunicaron y hasta aquí hemos llegado».

Según han trasladado desde la demarcación albacetense del Colegio Oficial de Arquitectos, «su intención es continuar con el huerto urbano y, de hecho, nos han invitado a ser una de las entidades que colabore en su desarrollo, pero como participantes, no como agentes dinamizadores», explica.

Atiénzar quiere trasladar al órgano colegial el profundo agradecimiento del Colectivo967 por haber confiado en este proyecto que, tras siete años, con sus lógicos altibajos, la implicación de más de una docena de entidades y los sucesivos cambios de modelo de gestión, se despide del solar del Pasaje de la Fonda del Reloj con muchas semillas plantadas y una en especial germinada: la puesta en marcha del huerto urbano Así en el solar como en la tierra, sobre un solar en desuso en el barrio de Franciscanos, que en su primer año de vida está bebiendo de la experiencia del Colectivo967: «Ha cundido el ejemplo», se congratula Javier Atiénzar, que tiene claro que con la gestión y dinamización del huerto urbano que se bautizó con el nombre Germina que no es poco, el Colectivo967 ha demostrado «que se puede practicar una cesión, que se puede aprovechar un solar en desuso y que este aprovechamiento puede ser social y, al mismo tiempo, reverdecer el entorno urbano».

«En el balance de estos siete años nos quedamos con lo  más positivo: haber sembrado la semilla y haber demostrado que los solares de la ciudad pueden ser algo más que cadáveres y lugares donde se acumula basura», sostiene este integrante del Colectivo967, que hace mención también a la intervención que ha realizado el Ayuntamiento de Albacete, en más de una docena de solares de distintas zonas de la ciudad, gracias a la llegada de los fondos Edusi. «Se han transformado estos espacios infrautilizados, y ese era el planteamiento inicial que quería conseguir el Colectivo967», insiste.

Para Javier Atiénzar, otro punto interesante es que, a lo largo del último año, han coexistido dos huertos urbanos: el del barrio Centro y el del barrio Franciscanos, algo práctica inusual e insólito no solo en España, sino en el resto de Europa. «Es cierto que muchos ayuntamientos están cediendo espacios, pero suelen estar localizados en el extrarradio; en los centros de las ciudades, dentro del núcleo urbano, además de titularidad privada, no tenemos cifras, pero son proyectos muy poco habituales en España y en Europa».

Leído lo dicho, desde el Colectivo967 realizan un balance «muy positivo» de esta experiencia, por la que han pasado más de 15 asociaciones, se ha puesto en valor la interrelación de las personas con el espacio y ha contado con la colaboración desinteresada de muchos ciudadanos que han puesto recursos humanos, económicos y materiales a su disposición.

A partir de mañana y una vez desalojado este popular huerto urbano, el Colectivo967 de Albacete continuará colaborando con su réplica en el barrio de Franciscanos e implicado en un nuevo plan de acción que tiene el colegio público José S. Serna para rediseñar los espacios del patio.