Charo Sádaba Chalezquer ha dedicado gran parte de su vida profesional a estudiar el impacto que ha tenido la tecnología en la vida diaria de los más jóvenes. Doctora en Comunicación por la Universidad de Navarra, se considera una mujer apasionada por la enseñanza. Su perseverancia le hace cruzar el Atlántico para completar su formación en Estados Unidos. A día de hoy es considerada una referencia en el campo de la comunicación. Inicia su andadura como Profesora Titular de Publicidad. Posteriormente, en 2004, asume la Dirección del Departamento de Empresa Informativa, puesto que compaginaría con el de Vicedecana a partir de 2010. En la actualidad y desde 2017 ostenta el cargo de Decana de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra. La comunicadora pamplonica posee un extenso currículum en el sector de la convergencia tecnológica y los cibermedios. Sus investigaciones en este campo la llevan a ser incluida en el año 2018 en el Top 100 de las mujeres más influyentes de España, en la categoría de Pensadoras y Expertas. Charo combina la docencia universitaria con la actividad divulgativa. De hecho, sus trabajos pretenden analizar y explicar cómo y en qué medida ha cambiado la digitalización nuestro modo de vida. Busca dar respuesta a todos los interrogantes planteados durante la nueva ola de conectividad que vivimos tras la pandemia.
La temática de la decimocuarta edición de las Jornadas Educativas, que tuvieron lugar el pasado 26 de marzo en Albacete, fue el impacto de la tecnología en los más jóvenes. ¿Cree que la tecnología nos está cambiando la vida?
Obviamente sí. Estamos haciendo muchas cosas de manera muy diferente a como las hacíamos antes de que hubiera tecnología. Los ejemplos más claros los encontramos en los nuevos métodos que empleamos para aprender, trabajar, comprar o relacionarnos. Que eso esté cambiando ontológicamente al ser humano, son cosas distintas. Ahí es donde quizás no haya una respuesta tan clara ni tan rápida. Probablemente necesitemos más tiempo para saber cuál es el efecto real que está teniendo en la naturaleza del ser humano. Pero efectivamente, está cambiando la manera en que vivimos.
Algo que ha cambiado de manera muy evidente es el cómo nos relacionamos. ¿Cómo valora que tras ponerse tan de moda todo lo tecnológico durante el confinamiento, se haya quedado tan presente en nuestra vida?
Debemos estar agradecidos por haber tenido esos dispositivos y esas conexiones. Pienso en lo solas que se sentirían durante el confinamiento las personas que no pudieron disponer de ellas. La tecnología nos permitió poder comunicarnos con otros. Creo que debemos hacer un buen uso de esta realidad y reflexionar sobre aquello que nos interesa mantener y no queremos perder.
¿Qué límites deberíamos poner para hacer un buen uso de las nuevas tecnologías?
La primera clave es la propia conciencia. Tenemos que ser conscientes del uso que hacemos de la tecnología y también del papel que ésta tiene en nuestra vida. La cuestión clave gira en torno a la reflexión de la idea de la tecnología como instrumento. Ésta no debe guiarnos, sino que debemos ser nosotros quienes pongamos la determinación en emplearla para aquello que merezca la pena. En definitiva, la tecnología es como la vida, todo depende de la inteligencia y del propósito para el que la usemos.
El Sínodo implica la participación de todo el mundo, por lo que a veces nos deja escenarios controvertidos, ya que mucha gente opina sin disponer de toda la información. ¿Qué opinión le merece esta paradójica situación?
El famoso artista Andy Warhol hablaba en una era pre-internet de que en la sociedad contemporánea la gente aspiraba a sus quince minutos de fama. La tecnología ha propiciado que todos podamos expresarnos y ser oídos, sin importar que lo que se vaya a comentar carezca de valor. Todo el mundo tiene derecho a expresar libremente su opinión; pero también hay que puntualizar que no todas tienen el mismo valor, ya que unas están fundamentadas y otras no.
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