Investigadores de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) y de la Universidad del País Vasco (UPV-EHU) acaban de publicar un estudio sobre el estado del Abrigo de la Cueva de la Vieja, en Alpera y las técnicas para conservarlo.
Los autores son Ilaria Costantini, Julene Aramendia, Nagore Prieto-Taboada, Gorka Arana, Juan Manuel Madariaga, del Departamento de Química Analítica de la UPV-EHU y Juan Francisco Ruiz, del Departamento de Historia, Área de Prehistoria, de la UCLM.
La Cueva de la Vieja es una oquedad profunda en una zona elevada. En sus paredes hay 170 pinturas rupestres, humanas y animales, datadas entre el 10.000 y el 6.000 antes de Cristo, todas pertenecientes al Arte Rupestre Levantino.
También hay unos 37 dibujos abstractos más recientes, fechados entre el 6.500 y el 3.200 antes de Cristo, pertenecientes al Arte Esquemático. Este enclave, como otros similares de la provincia, forma parte de la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Como parte del trabajo, se hizo una «desalinización» que se aplicó «con el fin de eliminar una capa blanquecina de concreción que afectaba al panel pintado» de unos 10 metros de largo. Tras aplicar este proceso, se tomaron muestras «para estudiar el estado de conservación del panel, y confirmar la efectivad del tratamiento».
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