Asprona anunció el miércoles el cartel de su tradicional corrida de toros, que se celebrará el próximo 18 de junio, y, como suele suceder año tras año, hay comentarios para todos los gustos, que ya conocen a aquel que dijo que lo importante es que se hable de uno, aunque sea para mal. Creo que no es el caso, que la asociación albacetense y la terna compuesta por Rubén Pinar, Mario Sotos y José Fernando Molina querrán que se hable bien del festejo, cuyo fin no es sumar una más para el escalafón, sino para obtener el mayor beneficio para las arcas de entidad, destinado a la gran labor social que realiza. En el comunicado, se indica que todos los participantes en el festejo han donado sus emolumentos, lo que significa que Rubén Pinar, Mario Sotos y José Fernando Molina no cobrarán ni un euro por torear, jugarse la vida una tarde más o, simplemente, exponerse a una cogida o lesión que influya de manera negativa en sus actuales temporadas taurinas. No seré yo el que critique a tres toreros de la tierra, máxime cuando actuarán de forma desinteresada, algo que, estoy seguro, muy pocos de otras profesiones estarían dispuestos a hacer.
Puede gustar más o menos el cartel, pero ya está bien que la corrida de Asprona sea una vez más la diana sobre la que disparar los males e injusticias que sufre el mundo taurino, en el que, como en otros órdenes, el pez grande se come al chico.
Antes de criticar la corrida de Asprona, respeten a quienes se visten de luces de manera desinteresada y moléstense en comprobar todos los servicios que presta la asociación a las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo y sus familias en la provincia.