Editorial

La sequía aflora la necesidad de una efectiva planificación hidrológica

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La provincia de Albacete, al igual que la mayoría del país, sufre la ausencia de precipitaciones en buena parte del invierno y en las primeras semanas de la primavera, ya que la meteorología no ha sido generosa con el sureste peninsular desde el 1 de octubre. Según la red de control de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), que abarca la mitad del territorio de la provincia, en Albacete no se registran precipitaciones significativas desde el pasado 8 de febrero, por lo que no llueve en media provincia desde hace tres meses. La situación en la parte que pertenece a la Confederación del Segura tampoco es mejor y, según la CHS, hasta marzo hubo precipitaciones más frecuentes en el 32% de la provincia, pero muy mal repartidas, y a partir de abril, su ausencia ha sido total. Además, las previsiones no invitan al optimismo, ya que la Agencia Estatal de Meteorología constata ya este año hidrológico como uno de los peores y no pronostica borrascas en el horizonte. 

Todo esto provoca que las reservas de agua en muchos embalses están bajo mínimos y la sequía ya tiene unos efectos devastadores en el campo que no quedarán sólo en el sector primario, ya que también repercutirán en los demás sectores y, por tanto, también lo harán en los ciudadanos, que verán cómo muchos productos de la cesta de la compra se incrementarán. Ante este panorama y la agónica petición de auxilio de todos los implicados en el sector agrario, los distintos gobiernos movieron ficha y, aunque las ayudas y subvenciones antes de las elecciones no van a hacer llover y está por ver que den votos, al menos inyectarán liquidez en muchos agujereados bolsillos. A nivel nacional, el BOE publicó una rebaja fiscal del 25% en el IRPF de agricultores y ganaderos, mientras que el Ministerio de Agricultura mantiene que trabaja en un decreto con ayudas directas. A nivel regional, la Consejería de Agricultura ha puesto en marcha las ayudas directas de 100 euros por hectárea, dotadas con 30 millones para profesionales con explotaciones afectadas por la sequía, que se podrán pedir en la solicitud de la PAC, se preparan 16 millones más para leñosos y desde el Ejecutivo regional se convoca a las entidades financieras a flexibilizar o aplazar los pagos del sector agrario, además de estudiar la creación de nuevas líneas de financiación en condiciones más ventajosas.

Estas ayudas pueden contribuir a amortiguar durante algunos meses la crisis por la sequía, pero son un apósito para la herida hidrológica. Urge acometer inversiones en infraestructuras hidráulicas para aumentar la capacidad de los embalses, mejorar el regadío para hacerlo más eficiente, recuperar ríos o restaurar acuíferos, entre otras muchas actuaciones. Las administraciones, por tanto, deben trabajar en una efectiva planificación hidrológica para paliar los efectos de las sequías.