«Ya solo hay tres veteranos vivos de la División Azul»

E.F.
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Alejandro Nolasco presentó en el Ateneo Albacetense el libro 'Los últimos 50 de la División Azul', basado en testimonios de veteranos de la unidad

Alejandro Nolasco. - Foto: José Miguel Esparcia

El Ateneo Albacetense acogió ayer al mediodía el acto de presentación del libro Los últimos 50 de la División Azul, un trabajo obra del abogado y escritor Alejandro Nolasco, que se basa en los testimonios directos de veteranos de la unidad, entre ellos los de Blas Sánchez, fallecido recientemente y natural de Ontur.

¿Cuántos veteranos quedan vivos todavía?.

Ahora ya solo hay tres veteranos vivos de la División. En 2016, cuando empecé a hacer la investigación, primero para una serie de audiovisuales y luego para el libro, quedaban 50 pero hoy, seis años después, han fallecido casi todos. Hay que entender que entonces la mayoría de ellos ya tenía más de 90 o de 100 años, hablamos de personas que tendrían 18-20 años en 1941, que es cuando comienza la Operación Barbarroja, la invasión de la URSS.

¿Aún es posible encontrar nuevos enfoques para un asunto que ha generado tanta literatura?

Si que es posible porque faltaba el componente personal, el psicológico. La historia militar y política de la División Azul es bien sabida, pero apenas había trabajos sobre la vida de los soldados de a pie y su visión personal, de las motivaciones que les llevaron a alistarse. Por ejemplo, hoy tenemos una visión bastante amplia del mundo, pero hay que ponerse en la piel de gente que, en muchos casos, no había salido jamás de su ciudad o de su pueblo y que de repente les daba por ir a luchar a un país que, más que otro país, era otro planeta.

Pero siempre se ha dicho que  eran todos gente muy leída, con estudios superiores.

Eso es un mito. Es cierto que hubo unidades donde todos tenían estudios, pero tiene más que ver con que la gente se alistaba en grupo. Había gente de toda clase y condición, de universitarios a personas que sabían escribir con dificultad y también había toda clase de situaciones, hermanos se que enrolaban juntos, padres e hijos…

¿Y por qué se alistan?

También hubo de todo, aunque la mayoría eran personas que habían estado en la zona republicana durante la Guerra Civil y lo habían pasado mal. Ése fue el caso de Blas, el veterano de Albacete. Era de Ontur, su familia tenía tierras y propiedades y se lo expropiaron todo. Era casi un chiquillo y lo llamaron a filas al final de la guerra, como parte de la Quinta del Biberón, y al presentarse en la caja de reclutas estaba en la lista negra así que lo mandaron a un campo de prisioneros en Almería. Lo sacó alguien que se apiadó de él y, tras muchas peripecias, volvió a Albacete y estuvo escondido hasta el final de la guerra.

¿La guerra que vivieron se parece a las actuales, como la de Ucrania?

Para nada, no tuvo nada que ver. Puede sonar muy cruel, pero entonces había margen para el heroísmo porque las armas de entonces mataban peor que las de hoy. Un grupo de soldados podía protagonizar una resistencia épica como la de Krasny Bor porque la artillería era mucho menos eficaz y porque no existían las armas de alta precisión que ahora se ven en Ucrania. Hoy en día, en una situación similar, se coge un misil portátil, se fija el blanco y adiós.

Eso desde el punto de vista tecnológico pero ¿y desde el personal?

Ahí si que hay más parecidos. Cuando empezaban los combates, les subía la adrenalina y todos hacían lo que había que hacer. Lo malo empezaba al terminar, cuando había que echar cuentas y faltaba la mitad de los compañeros que estaban vivos unos momentos antes o, peor aún, cuando había que recoger lo que quedaba de ellos, ahí es cuando llegaban de verdad el miedo y la angustia.

Otro mito sobre la División es que sus relaciones con los alemanes eran difíciles.

Eso si que es cierto, rigurosamente cierto. La relación con los alemanes no fue sencilla porque ellos iban a ocupar la tierra y echar a los rusos, a conquistar lo que llamaban el 'espacio vital' del Reich. Los españoles pensaban que iban a salvar a los rusos del comunismo, eran anticomunistas, no antirrusos, así que siempre tuvieron buena relación con los civiles. Incluso hubo españoles que se casaron con rusas y las trajeron a España, algo impensable en el caso de los alemanes.