Un ansiado aeródromo para los aficionados

MAITE MARTÍNEZ BLANCO
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El Aeroclub ha comprado 14 hectáreas en Tinajeros desde donde esperan volar en el plazo máximo de un año

Son de los oficios más diversos. Sí, los hay militares y mecánicos, pero entre ellos también hay pintores, cocineros, futbolistas y hasta panaderos. Todos tienen en común su pasión por volar. Cuentan que hay quienes lo ven como «aerotrastornados». Su réplica es que ese trastorno les viene del enamoramiento por ver la tierra desde el cielo, por pilotar con precisión un artefacto complejo como es un avión y por las historias de aviadores.

Un puñado de estos aerotrastornados, son unos 40 socios más o menos, sacan adelante el Aeroclub Albacete, una entidad con casi medio siglo de historia y que hoy tiene su principal empeño en hacer funcionar un aeródromo en Tinajeros. José Miguel Royo, militar en la reserva e instructor de vuelo, es uno de estos albaceteños para quien volar es vocación y pasión a la vez. «Nos gusta juntarnos los fines de semana, matar el gusanillo de volar y comernos un bocadillo juntos después, eso es lo que hacemos», relata Royo.

no es un lujo. «Volar no es una afición cara, es comparable a aquel que tiene una moto grande y se dedica a viajar en ella, pues sí tiene que echarle dinero para mantenerla en condiciones, pero no es excesivamente caro», asegura Royo. Lo más costoso es la inversión inicial de comprar el avión, «de 100.000 euros para abajo encuentras lo que quieras».

El Aeroclub Albacete dispone de dos aviones, un Cessna 172N de cuatro plazas y un Sky Ranger de dos plazas, a los que hay que sumar la decena de avionetas que tienen los socios. Unos son dueños en exclusiva, otros comparten el avión y así se permiten disfrutar del vuelo recreativo y de ocio que es el que realizan desde esta entidad sin ánimo de lucro.

Desde finales de los años 60, Aeroclub Albacete tiene una escuela de pilotos privados, es decir, pilotos que vuelan para ellos mismos, no de pilotos comerciales que son los que se dedican a ello de forma profesional y remunerada. Y desde hace menos de diez años gestionan también una escuela de pilotos de ultraligeros.   

de ontur a tinajeros. Hasta hace año y medio, buena parte de su actividad formativa la realizaban desde la terminal civil del aeropuerto de Albacete. Pero la restricción horaria del aeropuerto -ahora sólo está abierto por las mañanas- y el elevado coste que dicen les suponía tener sus aviones allí estacionados, «nos costaba entre 200 y 300 euros, sin hangar ni nada», les llevó a desplazar toda su actividad al aeródromo de Ontur. Éste es el más cercano a la capital donde pueden operar los ultraligeros, ya que estos aparatos no tienen permitido entrar en los aeropuertos.

Su reto ahora es abrir cuanto antes las pistas de Tinajeros, para así poder atraer a más aficionados y disfrutar con más frecuencia de su pasión, ya que casi todos los socios residen en la capital y esta pedanía de Albacete les queda mucho más cerca que el municipio de Ontur, a 70 kilómetros de la capital.

Explica José Miguel Royo que llevan diez años embarcados en este proyecto, que confían vea la luz en los próximos meses, a lo sumo en un año. Entre los socios han comprado 14 hectáreas de terreno, donde proyectan tener 1.000 metros de pista de aterrizaje y despegue, además de hangares y otras instalaciones. «Hemos sobrepasado los baches que nos hemos ido encontrado por el camino, solucionando los permisos con Medio Ambiente, Defensa… ahora estamos a la espera de que Aviación Civil nos de el visto bueno en breve y creemos que en menos de un año podremos tener operatividad», detalla Royo, que explica que este aeródromo civil independiente y para uso deportivo estará abierto a todo aquel que quiera utilizarlo.

«Esto es como el que juega al tenis y se construye unas pistas», dice este instructor de ultraligeros a modo de ejemplo. En su web, el Aeroclub ofrece un sinfín de detalles de sus intenciones. «Pretendemos dar cobijo a la aviación de aficionados en nuestra provincia y crear un centro de reunión para los amantes de la aviación» dicen a modo de declaración de intenciones, una actividad que «no se puede hacer en el aeropuerto, y menos todavía en una base militar», de ahí su insistencia en contar con instalaciones propias. Detallan que en el aeropuerto de Albacete no hay hangar para los aviones, por lo que sufren de estar a la intemperie; mientras que los ultraligeros no pueden volar en el espacio aéreo controlado, es decir, cerca de los aeropuertos. Estos inconvenientes estarían solventados en el aeródromo de Tinajeros, donde además de los aficionados piensan que podrían establecerse pequeñas empresas aeronáuticas dedicadas, por ejemplo, a formar pilotos.

Sobre el futuro del aeropuerto, este aficionado a la aviación no se muestra muy optimista, «cada vez tiene menos actividad, lo mínimo es que tenga un vuelo comercial al día, como el que tuvo a Barcelona. Ahora mismo no se le ve ningún futuro prometedor», opina Royo.