Utiel: "El trabajo de rescate en un terremoto es frenético"

Teresa Roldán
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Luis Enrique Utiel: «El trabajo de rescate en un terremoto es frenético, porque el tiempo juega en contra de la gente que está bajo los escombros»

Utiel: "El trabajo de rescate en un terremoto es frenético" - Foto: José Miguel Esparcia

Natural de la localidad albacetense de Madrigueras, pero afincado por trabajo en el parque comarcal de Villarrobledo, donde es bombero sargento del Sepei, Luis Enrique Utiel, acumula una amplia mochila de vivencias como voluntario de la ONG Bomberos Sin Fronteras. La valentía y el riesgo forman parte de su ADN, la vocación de bombero la tiene desde pequeño objetivo que tras prepararse y aprobar la oposición logró hace 23 años. Este año ha tenido ya la oportunidad de formar parte de dos expediciones de su organización, la que ayudó en el rescate de víctimas en el terremoto de Turquía, y más recientemente hace unas semanas como parte del equipo, con dos bomberos de la provincia, que colaboró en el rescate de personas tras la graves inundaciones de Libia. En ambos casos la cifra de muertes es terrible.

¿Siempre ha tenido la vocación de bombero?

Sí, lo tuve claro desde pequeño y en cuanto pude empecé a prepararme la oposición.Hace 23 años que entré como bombero del Sepei, y justo un año después me hice voluntario de Bomberos Sin Fronteras. Me gustaba mucho el tema de la ayuda internacional y la cooperación en emergencias. Y desde entonces no he parado de participar en proyectos, no sólo como parte de expediciones en tragedias naturales, sino también participando en proyectos de colaboración y cooperación internacional con otros países como República Dominicana y Venezuela.

La cooperación internacional consiste en llevar ayuda a bomberos de países en desarrollo, con material y formación.

¿Actualmente trabaja en el parque del Sepei en Villarrobledo, pero antes habrá estado en otros destinos laborales?

Sí, efectivamente, he trabajado en los parques del Servicio de Extinción de Incendios de Almansa, Alcaraz y Casas Ibáñez.

¿Cómo es el día a día en la vida de un bombero? ¿Varía mucho en función del día y las incidencias que se produzcan y del parque?

Por supuesto, porque varían mucho las intervenciones que pude haber en Villarrobledo que las que puede tener Molinicos. Este último parque puede tener 150 intervenciones al año, mientras que Villarrobledo rondará las 500.

Según los ratios de tiempo de intervención se distribuyen los parques del Sepei, más que por la población de los municipios.

¿Actuar como bombero en una salida en su medio habitual de la comarca de Villarrobledo y participar en el rescate en una tragedia imagino que es como la cara y la cruz de una moneda?

Sí, lo primero que cambia es la duración de la intervención, aquí de media puede prolongarse cinco o seis horas, y cuando vamos a un terremoto por ejemplo, hablamos de jornadas de trabajo que se prolongan durante varios días, incluso más allá de una semana, donde el descanso es mínimo y la actividad del trabajo de rescate es frenética, porque el tiempo juega en contra de la gente que está bajo los escombros de los edificios destruidos.

¿En cuántos terremotos u otras catástrofes naturales ha participado como voluntario de Bomberos Sin Fronteras desde que lleva en esta ONG?

Desde que entras en la organización hasta que participas en labores propiamente de rescate internacional pasa mucho tiempo, porque primero cuando llegas a la organización empiezas colaborando en acciones de sensibilización y en proyectos de cooperación internacional, y tras una intensa formación teórica y sobre todo práctica participando en simulacros de escenarios ficticios como la realizada en días pasados en Albacete, con la intervención de una treintena de bomberos y sanitarios de la ONG de todo el territorio nacional, entras a formar parte de la Sección de Intervención en Catástrofes (SIC), a la que pertenezco yo, aunque hay gente de la ONGque no llega da dar este paso y se mantiene  como socio de la ONG realizando otras tareas de colaboración.

En mi caso yo empecé pronto a formar parte de la SIC, y por ello, mi primera participación en una expedición de rescate internacional fue en el terremoto de Perú, en 2007, en Pisco, en la zona centro-sur del Perú, que dejó más de 600 muertos. Dentro de las intervenciones en las que participamos está por un lado el rescate en la propia emergencia, y después la postemergencia, donde realizamos labores de potalización de agua, suministro de tiendas de campaña y realización de campamentos de campaña con letrinas para que no surjan infecciones como el cólera. Después estuve en el terremoto de Sumatra, y ya este año en el  seísmo de Turquía y lo último en las inundaciones de Libia.

¿Qué es lo que más le sorprende de las expediciones en las que ha participado, la gratitud de la gente a la que ayudan?

Por supuesto, la gratitud de las personas de las poblaciones a las que ayudas te la llevas después cuando acabas las tareas, pero lo más sorprendente cuando llegas a la zona por ejemplo de un terremoto tan devastador como fue el de Turquía es el caos y desconcierto inicial hasta que los equipos se organizan y se reparten las tareas y las áreas de actuación. Es Naciones Unidas quien gestiona la emergencia y determina el ámbito de actuación de cada uno de los equipos.

¿Se ha visto en alguna situación límite en los años que lleva en el equipo de intervención?

Sí claro, el peligro lo tenemos siempre, por ejemplo que en un terremoto pueda haber una réplica y tú estés en la gatera intentando llegar a la víctima lo he vivido y casi todos mis compañeros. Es una sensación en la que te quedas blanco de ver el movimiento y verte en una zona en la que se puede desprender algo y quedarte en el sitio.

Cuando el terremoto de Turquía perdimos el avión de regreso, porque al final de nuestra expedición en una colaboración que hacíamos con los mineros turcos, localizamos a una persona, aunque creemos que eran tres las atrapadas en ese lugar, que estaban dentro de un edificio colapsado muy complejo que giró sobre su eje, que hacía difícil la delimitación de la zona en la que nos encontrábamos trabajando. Estuvimos hasta 38 horas trabajando sin dormir ni descansar, y justo cuando quedaban apenas un par de horas de trabajo para llegar hasta donde estaban las víctimas, llegaron del Ejército turco con la cámara térmica (que lanza un láser de protones y detecta la temperatura que pueden tener las personas atrapadas), y nos dijeron que hacía media hora que habían fallecido. Fue el palo más gordo que te puedes llevar, todo el equipo nos quedamos con una sensación muy grande de impotencia de saber que estábamos cerca de las personas que íbamos a rescatar y que cuando los habíamos localizado estaban vivas, y después de tanto esfuerzo no pudimos hacer nada por salvar sus vidas.

¿Cómo lleva tu familia cada vez que recibe una llamada de la ONG para partir hacia una nueva misión?

Ese es otro inconveniente importante, mi mujer ya está acostumbrada, y en el caso de  mis hijos pequeños, es un ejemplo que les puedo dar de ayuda humanitaria a personas que necesitan en ese momento de nuestra ayuda como bomberos. Aunque es inevitable que la familia se quede preocupada pensando en que me puede pasar algo.

Es mi profesión y mi vocación y el ejemplo que le doy no sólo a mis hijos sino a la sociedad en su conjunto de que somos bomberos y si hay gente que está atrapada en algún sitio del mundo, tenemos que intentar ayudarles para sacar a sus familiares, algo que nos gustaría que hicieran en el caso de vernos nosotros en esa situación.

¿La última expedición en la que ha participado con su equipo es en las inundaciones de Libia?

Yo salí el día 10 de septiembre, y dado que teníamos un equipo desplegado en Marruecos teníamos que ver la disponibilidad de medios humanos y recursos materiales que teníamos para salir a este nuevo destino. En esta ocasión parte del material nos lo cedió la Diputación de Albacete, a través del Sepei, que no pusieron ningún impedimento a que nos llevásemos el material que nos faltaba para esta intervención.

Hubo una serie de retrasos y llegamos al lugar del rescate el día 14, con lo que sabíamos que ya no íbamos a encontrar personas vivas, por lo que nuestra labor se centró en la búsqueda y rescate de personas ya fallecidas.

¿A cuántas personas vivas ha rescatado junto con su equipo desde que lleva participando en la Sección de Intervención en Catástrofes de BSF?

Este año la ONG Bomberos Sin Fronteras cumple 30 años y en todo este tiempo se han rescatado sólo seis vidas humanas.

Esto hace plantearme la cuestión de si merece la pena el esfuerzo de tanta gente porque en un momento puedas rescatar una persona con vida. Yo pienso que sí, que tenemos que seguir participando tanto BSFcomo otros equipos  internacionales que intervienen en una catástrofe, porque en situaciones de emergencia como el terremoto de Turquía o las inundaciones de Libia se  desbordan los servicios públicos del país siniestrado.

¿Cada escenario en el que se ve envuelto como bombero es diferente, lo cual requiere de una preparación extensa?

Todos tenemos que tener la misma formación y ser polivalentes ante cualquier situación, todos tenemos que conocer el material y saber como funciona en cada situación concreta. Precisamente por ello, se organizan anualmente desde la organización formaciones de varios días, con simulacros y escenarios diferentes para adiestrar de esta forma al equipo en todo tipo de situaciones y emergencias. Tenemos que tener una formación homogénea todos los integrantes del servicio para en caso de que se produzca una incidencia poder relevar a cualquier compañero en caso de que sufra un accidente.

Los bomberos trabajamos siempre en binomios, mientras dos trabajan otros dos están en labores de seguridad y el jefe que está pendiente de hacer los relevos.