"El Gobierno maneja al resto de poderes del Estado"

Leticia Ortiz (SPC)
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Cuatro años le ha llevado a Pilar Urbano desentrañar qué había detrás del procés, aquella ensoñación de unos pocos que acabó en el banquillo. De su inmensa curiosidad, de esa vocación de periodista que ella misma asegura tener «desde la cuna» nació su último libro, El alzamiento. Crónica de la manipulación de un pueblo.

¿Cómo surge la necesidad de escribir este libro?
La necesidad yo no la tenía, siempre creo que es el lector el que necesita que le cuente algunas cosas de las que me he enterado. En este caso, además, salgo del juicio del procés con la mochila llena de un peso muerto, de medias verdades y medias mentiras, de gente que ha falseado su testimonio… Había imputados que lógicamente se acogen al derecho de no declarar cosas que les puedan perjudicar, pero también están los testigos que van digamos con la lección aprendida. Así que, al final, en el juicio del procés no se habló del procés y me quedo con la sensación de no saber el por qué del procés, cómo se había llegado allí, quién lo hizo… Así que empiezo a hacerme preguntas: ¿Quién pagó todo? ¿Quién lo hace? ¿Qué se buscaba? ¿Por qué Cataluña?

¿Ha sido más sencillo investigar el procés que en su día el 23-F?
Más sencillo de investigar fue el 23-F porque había militares que no estaban de acuerdo con aquello que consideraban una chapuza que ensuciaba al Ejército y, por eso, daban información. De hecho, del 23-F tengo dos libros, uno sobre el golpe militar (Con la venia… Yo indagué el 23-F) y otro del golpe civil (La gran desmemoria. Lo que Suárez olvidó y el Rey prefiere no recordar), que habla del golpe de Gobierno que quería dar el Parlamento, o gran parte de él, para quitar a Suárez de la Presidencia. En uno, además, parece que el Rey (Juan Carlos) está entre dos aguas y en el otro, parece que está detrás. Me trajo muchos disgustos, por cierto. Pero, volviendo a la pregunta, aquello fue más fácil en el sentido de la investigación. Este me ha supuesto un ejercicio más bonito: a cierta edad, que ya he cumplido los siete años, y los ocho también, hacerte una agenda nueva porque no conocía a los protagonistas. 

"El Gobierno maneja al resto de poderes del Estado" - Foto: Juan Lázaro

Y, una vez con la agenda nueva, ¿cuál fue el proceso hasta llegar al libro?
Lo primero que hice fue ir a ver a los presos a las cárceles y después a los abogados defensores. El paisanaje protagonista, por decirlo de alguna manera. Y enseguida empecé a detectar que todo esto lo había pagado alguien ajeno porque ninguno de ellos, ni de los partidos o asociaciones que representaban, tenían capacidad económica, por ejemplo, para poner en la calle a un millón de personas, o a más incluso, todas uniformadas con la estelada… Así que me pasó como al escritor catalán Josep Plá cuando en Nueva York vio todas las luces de Manhattan encendidas y preguntó si la gente trabajaba hasta tarde. Y le dijeron que no, que estaban así para que brillasen más los edificios. Y Plá contestó: «¿Y esto quién lo paga?».

En el juicio  del 'procés',  no se habló  del 'procés'"

¿Le sorprende cuando en la respuesta a esa pregunta sale el nombre del multimillonario George Soros?
Aunque sabía que había estado implicado en las Revoluciones de color, me sorprende, pero lo verdaderamente importante que encontré al investigar es que detrás de él estaban los multibillonarios, muchos de ellos relacionados con los medios o la tecnología como Bill Gates, Jeff Bezos o Ted Turner. Pero también detrás de ellos estaban unos hombres invisibles, que no los vemos y que pertenecen a organizaciones como el Club Davos, el Grupo Bilderberg, el Comité de los 300, el Council Foreing Affairs… Unos grupos no de presión, de impresión, donde se toman medidas como la guerra de Kosovo o la subida del petróleo para arruinar a China. Ellos son los que están detrás de ese francotirador que es Soros y que, por ejemplo, entra 49 veces en los cuarteles generales de la OTAN en apenas año y medio. Igual que Corinna entraba en el Kremlin sin pedir permiso, sin anunciarse… 

¿Pero está la OTAN también relacionada con el procés?
La OTAN también estaba en esto como, por supuesto, el Pentágono. En ese momento, Europa incordiaba mucho a Estados Unidos y a Rusia, porque era una potencia intermedia muy cohesionada, con muchas estructuras de Estado y con peso importante en la OTAN. Por eso la estrategia de despiezar Europa es la que atrae a Soros, que es la primera vez que lo va a intentar en Europa, con la idea de que haya muchos Luxemburgos, muchos Chipres… Mucha sociedad, pero poco Estado.

¿Los independentistas se dan cuenta de qué están siendo utilizados por estos actores internacionales?
¡No! Ellos no conocen ese contexto. Bueno, ni ellos ni nadie. Yo lo he encontrado después de investigar mucho para poder conocer el contexto en el que se desarrolla el procés. Un contexto, además, que termina cuando arranca la invasión en Ucrania. Ahora mismo estamos en otro escenario internacional.
A los independentistas les viene divinamente que llegue un señor como Artur Mas que, hay que decirlo bien claro, no tenía ni idea de alta política. Pujol, como si fuera un emperador, lo nombra su sucesor, pero él mismo reconoce que se equivoca. Mas tenía una ambición enorme de poder, y le da igual con quien pactar para ello. Así, de pronto, da un volantazo y se junta con ERC.

Empecé a detectar que todo esto lo había pagado alguien ajeno a Cataluña"

Precisamente en ese pacto es donde el juez Marchena sitúa el inicio del procés
Exacto. En 2012 cuando se rubrica esa unión. Pero lo que le interesaba a Mas en su ambición de poder era que Cataluña fuera un estado europeo, de ahí la creación de DiploCat, a modo de Ministerio de Exteriores. Romeva, que es quien se pone al frente, va intentando vender esa idea por Europa, pero en todos los sitios le van diciendo que no, que sin el visto de bueno de España, no. No hay que olvidar que Cataluña no cumple ninguno de los requisitos para solicitar internacionalmente la independencia. Ante estas negativas, Mas, inspirado por Francesc Homs que era su gurú, decide buscar una agencia internacional que haga la propaganda del procés y de una Cataluña independiente. Y es ahí cuando contratan a una empresa internacional sin saber que es una entidad de las muchas que tiene George Soros, quien ya tiene el pasaporte de entrada al procés. A partir de entonces, Soros le empieza a hablar a Artur Mas de la  Open Society Foundations, la fundación que potencia la sociedad por encima de los estados y que es clave en asuntos muy presentes en la agenda internacional como la inmigración o el auge del movimiento LGTBIQ+ pero no por libertad sexual, sino para controlar el crecimiento demográfico.

¿Hubiera cambiado la historia si Rajoy hubiera aceptado el pacto fiscal que Mas le ofreció en 2012?
Claro que sí. A Rajoy le faltó olfato…

Y le faltó dinero ¿no?
Bueno, Mas no pedía un duro directamente… ¡Pedía 11.000 millones!  Lo que quería era una Agencia Tributaria propia, al modo del País Vasco y Navarra. Pero Rajoy le decía que aquello «era un lío» porque había que cambiar la Constitución y temía que otras regiones también se sumasen a esa petición. Y por eso se lo niega hasta que llega 2017, ve las orejas al lobo, y entonces cambia su parecer y se abre a aprobar un cambio en la fiscalidad catalana para que en vez de ser el Estado el que diese una cuota a Cataluña de lo recaudado, como se ha hecho y se hace ahora, fuese Cataluña quien diese una cuota al Estado tras recaudar ellos mismos los impuestos. 

Sánchez no tenía mayoría en el Congreso y tuvo que comprarla en  la mesa de diálogo con  la Generalitat"

¿Los líderes del procés, al menos con los que habló usted en la cárcel, creían realmente que podían ganar el pulso al Estado?
Sí, sí. Y a día de hoy creen que Cataluña será independiente. Ninguno de ellos se siente delincuente, sienten que han cumplido su deber como patriotas. «Si toca cárcel, toca cárcel», como decía Junqueras al entrar en prisión. Carme Forcadell, que fue quien dio el visto bueno al debate, votación y aprobación de todas las llamadas leyes de desconexión a pesar de las advertencias del Tribunal Constitucional, estaba muy convencida de que era lo que tenía que hacer. Con ella pasé toda una mañana en la cárcel, incluso criticó a algunos de sus compañeros, concretamente a Puigdemont, pero no por la fuga, que también, sino por la suspensión de la independencia, por haber dejado una mano tendida que nadie le cogió. No le cogieron ni el teléfono en Moncloa. De Pujol, por ejemplo, me decía «no robó», aunque añadía «pero consintió». A ella le parecía un honor lo que hizo a nivel político, y lo volvería a hacer, lo único que le pesaba era la vehemencia con la que había defendido esta cuestión a costa de sus compromisos personales. «Dejé la familia», me decía. 

¿La cárcel, entonces, no les ha hecho cambiar su manera de pensar?
Para nada. «Lo volveremos a hacer», repiten. 

Y además ahora, si lo volviesen a hacer, el Código Penal no es tan duro al haberse eliminado la sedición y haberse modificado la malversación. 
El daño mayor que se ha hecho a España es el cambio de esas leyes. En la mesa de los prodigios, que es como llamo yo a la mesa de diálogo del Gobierno con la Generalitat, se negociaba, sin transparencia además, una compra de votos: si tú me das, yo te doy. Pedro Sánchez no tenía mayoría en el Congreso y tuvo que comprarla ahí. Comprarla, no ganársela, ni conquistarla. Así, nos encontramos con el tercer grado de los presos antes de tiempo, que ni a Urdangarín se le concedió; trabajos para todos, con alguna relación con Soros la mayoría; indultos, sin cumplir ninguno de los requisitos ya que ni lo pidieron, ni admitieron su culpa ni se arrepintieron… Y por último el cambio de la ley: ya no han cometido un delito de sedición. Es grave decir que el presidente del Gobierno español estaba comprando votos, comprando lealtades, para poder seguir gobernando. Pero eso es la mesa de los prodigios. Tenemos al poder ejecutivo utilizando al poder legislativo para que cambie una ley, que luego será la herramienta del poder judicial. O sea, el Gobierno maneja al resto de poderes del Estado para seguir en el poder. Eso no sé si se puede llamar alzamiento o golpe de Estado…

Ninguno de  los presos del 'procés' se siente un delincuente"

¿El siguiente paso en esa mesa de los prodigios, como la llama usted, es un referéndum pactado?
Pactado yo creo que no. Ahí está el juicio en el que se definió que el referéndum del 1 de octubre era ilegal, era delito. Pero claro, luego está la sentencia, que con los cambios legislativos queda en papel mojado. No es sedición, no es malversación, no es nada. Pues sí es, es un alzamiento. Y no es una cosa mía. Alzamiento, que es como se llama el libro, aparece 47 veces en la sentencia. Una sentencia, además, muy cuidada en su redacción porque así lo quiso el juez Marchena. 

El subtítulo Crónica de la manipulación de un pueblo hace referencia a la sociedad catalana que también tuvo su papel...
Hay que dejar claro que fue una minoría de catalanes los que se implicaron en el procés. El catalán es trabajador y sensato, no se pasa el día disfrazándose o haciendo aquellas historias como la cadena humana imitando a la Cadena Báltica de Lituania, Letonia y Estonia. 

¿El procés está acabado?
El que se juzgó, sí. Pero un ensayo general es solo un ensayo general. El acto final, quizá no lo harán los mismos protagonistas, pero sí sus hijos o sus nietos. Saben, además, que no ha habido castigo o sí, pero levantado por el propio Gobierno. Porque en el 23-F, que hubo muchísimos menos implicados, hubo escarmiento sobre todo para la parte militar.