Javier Losán bate récords de asistencia de público

Emilio Martínez
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El intérprete del popular 'Ovejas' de la televisión presume de sentirse 'el Sancho del siglo XXI' y disfruta de su obra con Josema Yuste

Javier Losán (derecha), junto a Josema Yuste, en plena representación. - Foto: Pedro Gato

Ya se sabe que en muchas ocasiones las cosas no son lo que parecen. Máxime en el juego del teatro y, dentro de él, sobre todo en el género de la comedia. Pues la famosa frase «que Dios nos pille confesados» suele indicar algo negativo que se tema vaya a ocurrir. Y, se insiste, tal es una de las claves de las comedias que se suben a los escenarios. Porque Javier Losán, en la obra que coprotagoniza con Josema Yuste, y que lleva el título de la famosa expresión, está alcanzando el milagro de los llenos absolutos con el ansiado cartel de no hay localidades, no sólo desde que hace más de medio año la estrenó en el madrileño Teatro Muñoz Seca. No sólo, porque también es muy difícil obtener entradas en taquilla y en internet para futuras representaciones de esta obra salvo que se haga con mucha antelación.  

Aunque el polifacético actor nacido en El Bonillo -que junto a El Ballestero son las raíces de sus padres y hermanos-, por supuesto encantado de esta dificilísima marca, no cree que sea un milagro y tiene una explicación más allá de la calidad del texto del que son autores Alberto Papa-Fragomen y Rodrigo Sopeña.   «El secreto, si es que se puede llamar así, está lo primero en la unión de buenas personas; segundo, en ser buenos profesionales; tercero, si haces comedia debes rodearte de compañer@s que dominen este género, y cuarto, que los actor@s del elenco sean una familia». Algo que desde fuera puede parecer fácil, pero que visto como fracasan muchas otras obras más o menos similares en la competitiva cartelera madrileña, no debe serlo. 

Tampoco el paisano ve secreto en la forma de meterse en el personaje, en este caso el fontanero Floren, ya que desde su larga experiencia de más de tres décadas en las tablas, amén de en televisión, explica que lo fundamental es el trabajo. «Yo me estudio la obra, me la leo infinitas veces, analizo mi personaje y luego durante los ensayos poco a poco te vas metiendo en la piel de él. Así, cuando llega el estreno ya tienes la esencia de ese personaje dentro de ti y a lo largo de las funciones le vas dando forma». 

Añade que, en definitiva, es algo similar a la vida: en que uno va creciendo y se va formando con el tiempo, hasta llegar a lo que es en el presente. También ha aplicado este sistema para el personaje que le ha dado gran popularidad mediática, El Ovejas, una especie de paleto con poca cultura teórica en la serie El pueblo, pero que luego es el más listo de todos. Aunque no oculta que para interpretarlo ha contado con una ventaja, la de sus raíces manchegas: «Es indudable que me ayudaron mucho, pero también el haber hecho bastantes personajes rurales con José Mota me sirvió para crear de una forma cómoda al Ovejas».

Por cierto, que su contratación para este personaje de la serie El pueblo  fue prácticamente inmediata, a pesar de que también le ofrecieron el papel de alcalde, que desechó porque se veía más con el paleto listo y pillo con la sabiduría de la vida. «La verdad es que en el casting no encontraban al Ovejas y tras verme a mí se inclinaron por unanimidad y a la semana ya me llamaron para empezar a trabajar».  

La serie, de la factoría de los hermanos Caballero, como La que se avecina, en la que Javier también ha participado en algunos de sus capítulos, ha sido un gran éxito en sus tres temporadas y, según el actor, todo indica que va a continuar con nuevos capítulos. En ellos, como en los ya emitidos en Tele5 y en su segunda cadena FDF, se seguirá tomando la libertad de colocar «algunas palabrejas típicas albaceteñas, aunque con cierto control, sin abusar, para no desmadrarme», como cuenta. 

Y es que si a Javier no le gusta alardear de su vasta trayectoria artística, sí que presume de albacetense en particular y manchego en general. Incluso al inquirirle si se identifica más con el Ingenioso Hidalgo o con su escudero, lo tiene muy claro. «Indiscutiblemente soy Sancho Panza, lo he interpretado muchas veces. Además, también me parece indudable que el Ovejas , como yo y a mucha honra, es  el Sancho del siglo XXI».

Un escudero quijotesco que tampoco se anda por las ramas en un aspecto más amplio, como puede entenderse cuando sostiene que intenta también ejercer del humor manchego, al que define como «auténtico, genuino y muy nuestro». Y remata que, en definitiva, «es un humor mu mancheguzo, como soy yo». Pero, eso sí, incidiendo en lo particular, o sea, en su albaceteñismo, aunque el supuesto título de embajador le parece excesivo. «Yo siempre digo que estoy muy orgulloso de mi tierra, de mi Albacete, pero tanto como embajador, no».

Y es que discrepa cuando se le plantea que es una opinión más o menos extendida que tal vez los albaceteños no hemos sabido vender nuestros atractivos turísticos como la Feria de la capital o la gastronomía de la provincia, así como sus maravillosos y variados paisajes y rincones. 

«Yo creo que quizás antes, pero en la actualidad no es así: la Feria de Albacete, por cierto, de las mejores de España, si no la mejor, es conocida por la gente de otros sitios, porque yo les pregunto siempre. Otra cosa es que luego vayan o no». Tampoco coincide con la opinión expresada en cuanto a los encantos paisajísticos o gastronómicos, «que también son conocidos fuera de la provincia; quizás habría que trabajar más en ese sentido, como hacemos casi todos los que por nuestra actividad visitamos muchos otros lugares de nuestro país».

Un país al que considera muy rico en gastronomía, porque vayas a la provincia que vayas, se come muy bien, de primera: «Que por mi físico queda muy claro que yo hago, ¿no?». Lo que no es óbice ni cortapisa para volver al ejercicio de albaceteñismo y mancheguismo en su siguiente declaración al respecto. «Esa riqueza es cierta, pero no lo es menos que donde se pongan unas gachas manchegas o unos gazpachos manchegos que se quiten otras comidas. Y en Madrid tenemos sitios que así lo demuestran, como Casa Ramona, que es un negocio familiar».

Destacar por último que el actor albacetense no se queda quieto profesionalmente y, más allá de su actual exitazo en el Teatro Muñoz Seca, tiene prevista una película y varias series, con guión, dirección y protagonismo suyo, además de otra en la que también es productor.