Pilar Gómez

MIS RAZONES

Pilar Gómez


Ansiedad en Moncloa

02/05/2023

El presidente del Gobierno se ha sumergido de lleno en la precampaña electoral de las autonómicas y municipales a un mes escaso de la cita con las urnas. Estos últimos días ha concurrido en forma insistente ante los medios, ha protagonizado desplazamientos en Falcon para participar en actos de partido (siempre camuflados con una escueta visita oficial a alguna dependencia pública) y se ha lanzado por el sendero de las promesas inconmensurables de todo tipo de bienes y servicios. La vivienda es la más renombrada ya que Sánchez se ha comprometido a construir más vivienda pública de la que se haya concretado en nuestro país en los últimos años. Semejante despliegue de protagonismo por parte del jefe de gobierno evidencia dos cosas. Por un lado, la ausencia de confianza en la marcha de la carrera electoral, puesto que las encuestas se le declaran adversas y le anuncian derrotas incluso en plazas muy simbólicas para el PSOE, como Aragón, Baleares y hasta Sevilla.
También evidencia la carencia de un banquillo potente en el que delegar algunas actuaciones propagandísticas al objeto de movilizar a su menguante electorado. Sánchez no ha cesado en sus comparecencias públicas a lo largo de esta última semana y su equipo anuncia una intensificación en la participación en mítines y actos de todo tipo hasta la fecha de la votación. 
El problema del líder socialista es que no ha logrado despertar interés en sus argumentos electorales. Ha conseguido, eso sí, archivar la enorme polémica de la ley del sí es sí con una reforma parlamentaria tardía e imprescindible pero no ha enganchado con sus dos temas favoritos, la vivienda y la ecología. El anuncio de la creación de cientos de miles de inmuebles sin mayores concreciones que las cifras lanzadas a voleo se ha recibido con indudable escepticismo. ¿Qué ha hecho estos cinco años? se pregunta una sociedad atónita ante el desparpajo del aparato gubernamental empeñado en el 'cambio de paradigma' habitacional para acabar con la burbuja de los tiempos de Aznar. Se le olvida mencionar a Sánchez que, desde entonces, el PSOE ha gobernado ya casi 14 años y nada hizo por resolver este tema trascendental. ¿Quién lo va a creer? El asunto de Doñana se disuelve en el gran drama de la sequía que agota a agricultores y angustia a los vecinos de media España. Es tan palmaria la jugarreta que empieza a producir un cierto rechazo. No puede juguetear de tal manera con un parque natural imprescindible con el objetivo de arañar una serie de votos. Parecen olvidarse de que la Junta estuvo gobernada durante cuarenta años por presidente socialistas que poco hicieron por prevenir la situación actual, rebosante de datos manipulados y de histriónicas invocaciones a Bruselas. 
No cala el mensaje sanchista. Demasiado burdo, demasiado urgente, demasiado electoral. De ahí los nervios y el ansia que evidencia el presidente, con una agenda electoral dislocada que, indudablemente, parece que se transformará en una movilización muy raquítica de un votante que se le escapa de las manos.