Fernando Fuentes

Fernando Fuentes


Así estamos y será

07/11/2023

Al parecer las bases y los votantes socialistas han hablado y avalan la concesión de la amnistía a los golpistas catalanes a cambio de seguir ostentando la Presidencia del Gobierno. Con ese dato damos la bienvenida a una semana que, seguramente, pasará a la historia de la ignominia de España. Cuando asistíamos al astracán que sacará de la cárcel, de los juzgados y de sus cobardes exilios, a Puigdemont y a su banda de colegas delincuentes muchos deseamos acudir a la duda para intentar justificar que todo este gran desmán se estaba orquestando desde una tetra personal que no contaba con el apoyo de un partido, hasta el momento, defensor de lo constitucional y democrático como es el PSOE. Craso error. Según sus propios números, una altísima proporción de sus afiliados y votantes aprueban este perdón general a cambio de un asqueroso puñado de votos que les faciliten seguir asidos al poder. Llegados a este punto dudo de que todos estén bien informados de lo que supone absolver a esta banda organizada de terroristas de Estado. Supongo que sabrán que no sólo supone que se condonen las penas, sean de la duración que fuere, a los políticos ajusticiados por algunos delitos que, por obra y gracia de Sánchez, ya no existen. Y que los CDR -léase, los que dirigían y armaban a los grupos violentos que hicieron arder las calles de Barcelona- saldrán también de rositas al incluirlos en este arreglo vergonzoso. Imagino que entenderán que la quita famosa, que se aplicará a la enorme deuda pública catalana, tendrá que ser sacada de algún sitio. Y será del bolsillo del resto de españoles. Además, dicha indulgencia nos situará económicamente como ciudadanos de segunda respecto a ellos. Y dará la razón a todos esos supremacistas disfrazados de rebeldes que se regocijan en eso de «España nos roba», ¿y ahora? ¿Quién hurta a quién? Y, seguramente, lo que es peor. Entiendo que los que refrendan esta amnistía sabrán que cada día al levantarse por la mañana, su nuevo amigo Puigdemont les pondrá una nueva exigencia intolerable encima de la mesa, junto al café con leche y las galletas, con el único fin ilegal de conseguir sacar a su región de España. Así estamos y será.