Una experiencia literaria con el mundo virtual

E.M.G. (EPC)
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La novela 'Los vínculos artificiales' del francés Nathan Devers se adentra en el metaverso y descubre el videojuego 'el Antimundo', un espejo del universo donde las posibilidades son infinitas

Una experiencia literaria con el mundo virtual

El mundo digital ininterrumpidamente atrapa a la humanidad. Una gran tela de araña donde no es fácil discernir lo real de lo virtual. Son tan finos los hilos de los que pende la propia vida que entenderlo y explicarlo le ha llevado a Nathan Devers a sentarse tras la pandemia y dar vida y forma a su última novela Los vínculos artificiales (AdN).

El protagonista y poseedor del hilo conductor de las 264 páginas del libro es Julien Libérat. Aparenta ser, desde todos los puntos de vista, un fracasado. Su carrera como pianista ha tocado fondo, su pareja acaba de dejarlo, su trabajo le parece horrible y, para colmo, se ve obligado a mudarse a las afueras. Tiene 33 años y va a la deriva en una vida cotidiana aburrida y uberizada, es decir, está en continuo contacto con las plataformas digitales y las aplicaciones móviles para cualquier transacción sin tener relación personal alguna que lo ha arrastrado hasta el borde de la depresión.

Es entonces, mientras trata en vano de componer un disco de música, cuando descubre «el Antimundo», un videojuego online que recrea con absoluta precisión la realidad, donde todo es posible y que ha sido creado por Adrien Sterner, una millonario tecnófilo poco preocupado por la humanidad y mucho por su ego y sus beneficios.

En este metaverso, Julien crea su avatar bajo el nombre de Vangel y allí las cosas comienzan a irle mucho mejor: un éxito sigue a otro y la vida se convierte finalmente en lo que había soñado. Además de amasar una gran fortuna, salta a la fama por los poemas que publica. Pese a la creciente adicción a este mundo paralelo, todo parece ir de maravilla hasta que recibe un encargo que no solo afectará a su vida, sino también el orden mundial. Entonces, caerá en una peligrosa espiral que lo llevará muy lejos del mundo real.

Los límites entre la realidad y el metaverso se difuminan en esta novela original, provocadora y anticipatoria que hace reflexionar sobre el papel cada vez más importante de la tecnología digital en el desarrollo y mantenimiento de la vida democrática.

Joven escritor prolífico

Nathan Devers, que nació en 1997, estudió en la École Normale Supérieure de París y es profesor de Filosofía, por lo que no es de extrañar que se cuestione todo lo que rodea a la sociedad e indague en la imperante influencia de era digital tan presente en todos los ámbitos.

A su corta edad, (cumple 26 en diciembre), Devers ha publicado los ensayos Généalogie de la religion (2019) y Espace fumeur (2021). Con su primera novela, Ciel et terre (2020), ganó el premio Edmée de La Rochefoucauld y con su segunda: Los vínculos artificiales, quedó finalista de los premios Goncourt y Renaudot 2022 y obtuvo el Premio Choix Goncourt de l'Orient 2022. Esta es la primera obra de este autor galo que se publica en español y la traducción ha sido a cargo de Elia Maqueda López.

El mundo y las vivencias descritas por el autor francés, que ha explorado durante muchas noches foros de videojuegos, plantea diferentes disyuntivas y eso le alegra porque cree que la novela está para cuestionarse asuntos que afectan a la globalización. Defiende que el universo del futuro es el Antimundo, que aparentemente es perfecto, una especie de imagen pura, de ilusión gigante, pero incide que es virtual y lanza la pregunta: ¿Dónde radica la belleza de los espejismos? 

La generación Tinder-Twitter, a la que él también hace referencia, tal vez sea quien mejor entienda su novela y a quien ayude a desatar nudos.