Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Por un puñado de votos

18/06/2022

En las elecciones autonómicas andaluzas de 2018 votó solo el 58,65% de los inscritos en el censo electoral, cuatro puntos menos que en las mismas elecciones de 2015, lo que representó la segunda participación más baja en unos comicios propios, de tal forma que el primer análisis una vez que se cierren las urnas, incluso ante de que se conozca el partido ganador, será sobre el número de andaluces que ha conseguido movilizar una campaña que ha tenido más ratos anodinos que virulentos, porque todo ha girado en torno a los pactos poselectorales ante la constatación de que el PP ganará por goleada pero no obtendrá la mayoría absoluta.

Por tanto, el primer éxito o el fracaso de los seis partidos en liza derivará de su capacidad para haber movilizado a los votantes andaluces, o mejor dicho a sus votantes potenciales. El objetivo del candidato socialista, Juan Espadas estaba claro, recuperar al medio millón de abstencionistas que dieron la espalda a Susana Díaz, que luego reaparecieron en las elecciones generales de 2019 y muchos de los cuales, ahora, se sienten cómodos con la acción de gobierno de Juan Manuel Moreno, según revelan las encuestas, que dan hasta más de dos dígitos de cambio en intención de voto hacia los populares. En su caso, el puñado de votos que necesita es el que le permita conservar al menos los 33 escaños logrados en las últimas autonómicas. Perder hasta tres escaños sería un mal resultado y por debajo de los treinta una catástrofe para las aspiraciones del partido en las próximas elecciones generales.

El Partido Popular juega con la ventaja de que no le ha robado votos a Ciudadanos sino que se ha quedado con todo el botín. Los votantes del partido naranja han vuelto a la casa común de la derecha de la que salieron con vocación de bisagra y se han demostrado como un partido leal a quien quisieron sustituir. La pelea por el voto de los populares es contra la sensación de victoria asegurada que puede desmovilizar a sus votantes, acompañada de un clima sensacional para pasar el domingo en la playa, aunque la ola de calor afecta a las expectativas de todos los partidos. Pero eso se verá al final de la jornada.

Quien sí ha pedido un puñadito de votos ha sido Inés Arrimadas, la lideresa de Ciudadanos que ha utilizado una lógica tan aplastante como vacua. Un pequeño trasvase de votos populares a su partido les permitiría conservar algún escaño que, quien sabe, si sería el necesario para que Moreno Bonilla no necesitara ni tan siquiera plantearse hablar con Vox. Y eso que Juan Marín fue, en los debates electorales quien mejor defendió la acción del gobierno de coalición ante la decisión de su jefe en San Telmo de pasar desapercibido. Ese puñado de votos puede marcar también la diferencia entre la supervivencia o la resistencia numantina hasta las próximas elecciones generales, con vistas al abismo.

La diferencia de expectativas de voto entre los dos partidos de izquierdas a la izquierda del PSOE, era más nítida al comienzo de la campaña que al final y los resultados de ambas formaciones, en especial la que supone un apoyo para el proyecto de Yolanda Díaz, dará la medida de sus posibilidades futuras. Y por último la candidata de Vox, Macarena Olona, puede hacerse con el puñado de votos del PP que separan también el éxito y el fracaso de ambos partidos en cuanto a las expectativas generadas, porque de eso dependerá no solo la formación del gobierno andaluz sino un debate muy interesante sobre dejar gobernar al partido más votado, que no está exento de trampas e intereses coyunturales.