Alejandro González, alumno emergente de la Escuela Taurina

Pedro Belmonte
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El novillero cortó dos orejas en el Cotolengo, mientras que en el II Trofeo Domingo Ortega, en Illescas, no fue triunfador pese a hacerse con dos apéndices

Alejandro González. - Foto: E.T.

El alumno de la Escuela Taurina de Albacete, Alejandro González, está cuajando una temporada excelente, con triunfos en cada uno de los certámenes a los que asiste en representación de la escuela, con el colofón de su actuación en el pasado festival del Cotolengo, donde cuajó de principio a fin al novillo de Guadalmena que le correspondió, con un toreo muy verdadero y de mando, cortándole las dos orejas. El día anterior, en la final del II Trofeo Domingo Ortega, en la plaza cubierta de Illescas, cortó dos orejas, no siendo triunfador del trofeo por muy poco, ya que tanto el declarado triunfador Sergio Moreno, como Alejandro González, cortaron las dos orejas y salieron en hombros, de entre los ocho participantes en la final. Hemos conversado con el joven novillero quien se encuentra muy ilusionado con la temporada y su futuro, además de explicarnos su concepto y maneras tan importantes.

«Quedé muy a gusto y contento con el resultado de mi actuación en el Festival del Cotolengo y creo que nunca la olvidaré. El novillo lo regaló el ganadero de Guadalmena y lo eligió el propio ganadero, un novillo muy bonito de hechuras y que al final dio un gran juego, fue muy bravo. El día anterior, en la final del certamen Domingo Ortega, en la plaza de Illescas, la verdad es que disfruté un montón y quedé muy contento consigo mismo porque creo que fue una actuación importante, solo podía haber un triunfador y fue Sergio Moreno, al final, lo que cuenta es como me sentí y como cuajé al novillo».

Su concepto no es habitual en toreros tan jóvenes y con tan poca experiencia, series largas y con mucho mando. «Ese concepto es el que me gusta y el que voy buscando, que no es otro que poderle a los toros, bajándole las manos, llevando sometido al animal, es lo que busco entrenando y aspiro a hacerlo siempre. Cuando le puedes a un toro, creo que es lo más importante, porque ser capaz de engancharlo donde quieres y llevarlo largo, es la grandeza del toreo y también que las series sean largas, pues eso llama a la gente y emociona al tendido, porque las tandas que más transmiten son cuando pegas cinco, seis o hasta siete muletazos en una serie, porque la gente se engancha y es la rotundidad del toreo, y eso es lo que busco. Cuando veo una corrida de toros en la televisión, lo que me engancha es eso y lo quiero llevar a mi toreo».

 

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