Un hombre niega que agrediera sexualmente a su sobrina

Josechu Guillamón
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El Ministerio Público y la letrada de la acusación particular solicitan para el procesado una pena de cuatro años de prisión, mientras que el abogado de la defensa pide la absolución

La vista se celebró en el Juzgado de lo Penal 1. - Foto: Rubén Serrallé

El Juzgado de lo Penal 1 sentó ayer en el banquillo de los acusados a un hombre que se enfrenta a cuatro años de prisión y a pagar una indemnización de 3.000 euros, por agredir sexualmente a su sobrina política de 19 años de edad, hechos que ha negado.

El acusado, M.P.G., residente en La Gineta y que en el momento de los hechos tenía 54 años, señaló que su sobrina vivía en la casa de enfrente y que era habitual que fuera a su casa para ver a su mujer o a sus nietas, pero que él no se quedaba a solas con ella y que en los últimos tiempos ni él, ni su familia querían tener relación con ella, «porque daba mucha guerra».

En este sentido, comentó que el padre de la chica le había comentado que la había pillado en cinco ocasiones con cocaína y que en dos de ellas la droga se la había quitado a su propio padre. Tras los comentarios de su cuñado, el acusado comentó que decidió hablar con su sobrina, a la que mandó unos mensajes de madrugada, para quedar el día 26 de enero en su casa. Unos comentarios en los que el acusado reconoció que hacía referencia a que tenía cocaína para invitarla, algo que según dijo era mentira, pero que le dijo para que fuese.

Cuando llegó la joven a su casa dijo que ésta se fue al baño a maquillarse y que recibió varias llamadas en las que ella decía que estaba en Albacete. El acusado señaló que como oyó a su sobrina mentir a varias personas, entre ellas la madre de la joven y la hija del acusado, el procesado decidió echarla de su vivienda. «Yo a ella no le hice nada, bastante que la subí a la estación de tren para que se fuera a Albacete, sin que la vieran sus padres y sus hermanos».

La denunciante. La versión de la joven, que no pudo contener las lagrimas en varios momentos de su declaración, manifestó que el acusado le dijo por mensaje que tenía que decirle algo cara a cara, que era muy importante y le pidió que no se lo dijera a nadie. Cuando llegó, sobre las 11 de la mañana, ella creía que estaban los dos solos en la casa y hablaron de «cosas normales».

Después el acusado le dijo que fueran al dormitorio a consumir cocaína, cosa que ambos hicieron y fue en ese momento cuando el procesado le contó lo que quería explicarle. «Me dijo que me quería más de lo que se quiere a una sobrina, que era algo normal y que pasaba en muchas familias».

El acusado bajó la persiana, ella la subió y él la volvió a bajar, después el acusado la cogió fuerte de los brazos. «Le dije que me quería ir y me dijo que no iba a salir. Él empezó a bajarme la chaqueta, me subió la camiseta, me tocó por dentro del sujetador, bajó hacia abajo y me tocó también, luego me puso la cabeza cerca de sus genitales».

En ese momento, el acusado le dijo que le hiciera una felación, a lo que ella se negó, intentando salir, pero él se lo impidió y la tiró sobre la cama boca abajo y empezó a masturbarse.

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