Kaizen anima a «desterrar miedos» sobre las altas capacidades

A.G.
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La asociación albacetense reunió a profesionales especializados del ámbito docente y sanitario en la tercera edición de sus jornadas

Asistentes a las charlas de la tercera edición de las Jornadas de Altas Capacidades. - Foto: José Miguel Esparcia

El Centro Ágora albergó ayer la segunda y última sesión de las Jornadas sobre Altas Capacidades de la asociación albacetense Kaizen. El evento contó con una notable presencia de público, principalmente de familias interesadas por conocer la realidad de los niños con coeficientes intelectuales elevados  y pautas para que cuenten con una atención adecuada.

El diputado provincial de Servicios Sociales, José González, participó ayer en la presentación de la actividad, a la que siguió una presentación del proyecto Objetivo alta capacidad, niñas y mujeres visibles, de la asociación Actef, y la proyección del cortometraje Marta, centrado en ese mismo tema.

Después intervinieron el psicólogo Adrián García Izquierdo y el neuropediatra Adrián García Ron, cerrándose la jornada con una mesa redonda de profesionales, en la que participaron la maestra María Dolores Reyes, la orientadora Sofía Gallego, la pediatra social Raquel Páez y la neuropediatra Marta Martínez. Todos ellos se han especializado en la atención a las altas capacidades en sus campos profesionales, al igual que Verónica Soler, psicóloga que trabaja con Kaizen y detallaba a La Tribuna sobre las jornadas que «prepararlas supone mucho trabajo, es cuestión de meses, y ya tenemos en la cabeza las siguientes, porque nos anima comprobar que son de ayuda».

En este evento «se unen tanto familias como profesionales especializados y son una forma de que la información llegue tanto a unos como a otros», detallaba Soler, remarcando que su objetivo principal es «que el colectivo se vaya visibilizando, dar a conocer los distintos perfiles de altas capacidades y desterrar miedos e ideas que no ayudan a que las personas con altas capacidades puedan recibir la atención que precisan».

En ese sentido, reconocía que aún predomina el temor entre los familiares a confirmar el coeficiente intelectual alto de sus hijos, por la creencia de que eso puede ocasionarles más problemas de adaptación. «Mi experiencia es que las familias nunca hacen una fiesta cuando les dices que su hijo tiene altas capacidades, lo primero que aparecen son preocupaciones», explicó, «tenemos que concienciarnos de que no podemos trabajar con algo que no conocemos y que un niño sepa que tiene altas capacidades le ayuda a conocerse a sí mismo y puede mejorar su autoestima y su crecimiento personal». «Si no trabajamos con ellos, es muy probable que su potencial no llegue a desarrollarse y estaremos perdiendo talentos», añadía.

En cuanto a los pasos que aconseja a los padres que crean que sus hijos tienen altas capacidades, señalaba la psicóloga que «lo principal es identificarlos y, a partir de ahí, trabajar en la respuesta educativa, en busca de las mejores medidas que les mantengan motivados». «Si se identifica a más niños y niñas, habrá también más empeño en buscar soluciones que si se piensa que son solo algunos casos aislados», proseguía, señalando que en los últimos años «en algunos aspectos ha habido avances, como el establecimiento de las altas capacidades como objetivo prioritario de la orientación educativa o la realización de un proyecto piloto relacionado con ellas, pero es un tema complicado, donde se va despacio y creemos que aún hay mucho por avanzar».

Trabajar por esos avances es uno de los objetivos de Kaizen, asociación «que empezó con cinco familias y ha pasado a más de 80 en solo tres años, lo que demuestra que es una necesidad que estaba ahí». En cuanto al alcance de la infradetección de las altas capacidades, Soler explicó que «hay unos 700 niños identificados en Castilla-La Mancha, solo el 0,3% de la población cuando los estudios apuntan a que las personas con altas capacidades pueden estar en torno al 10%».

Además, como recuerdan desde Kaizen, el porcentaje de detección es aún inferior entre las niñas, «probablemente porque priorizan la integración a destacar por su inteligencia». «Es una pena que solo se identifiquen los casos que dan problemas», añadía la psicóloga.