La competición liguera llega a su fin, aunque todavía quedará por disputar el playoff de ascenso, algo que el Albacete se ha ganado gracias a una temporada para enmarcar.

No es el equipo de Rubén Albés el mejor, no ha podido pelear por el ascenso directo, pero es que nadie esperaba a principio de temporada que el equipo manchego pudiera estar donde está. Muchos incluso lo metían en las quinielas para el descenso. Por ello está campaña es para enmarcar, pase lo que pase en lo que todavía queda por vivir.

La última jornada se presenta intrascendente, de ahí que se haya sacado del horario unificado donde además del ascenso directo estará en juego esa tercera plaza que definirá al primer rival del Albacete en las eliminatorias.

Antes de eso, el Mirandés jugará en el Belmonte frente a un Albacete orgulloso de lo que ha conseguido y que quiere cerrar la liga con un triunfo que mantenga su dinámica positiva, en la que acumula seis jornadas sin perder, justo desde el batacazo sufrido en Santander.

También sufrió un revés importante el equipo de Albés en Anduva, frente a un Mirandés que ganó 4-2 en uno de los pocos deslices que ha tenido el Alba esta temporada. Eso quizás ha servido para motivar al equipo, aunque la principal motivación es saber lo que viene después y que es necesario no perder la tensión, energía y ese aire canalleta que ha caracterizado a este equipo a lo largo de las 41 jornadas que se han disputado.

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