Con una extensión de siete hectáreas e inaugurado en 2010, el Jardín Botánico de Castilla-La Mancha alberga actualmente casi 30.000 plantas de alrededor de 2.100 especies o subespecies vegetales en sus colecciones vivas, donde los insectos resultan un grupo faunístico muy abundante que se ha visto beneficiado por la presencia de una gran diversidad de plantas y hábitats recreados.
Guillermo García-Saúco Sánchez, jefe de la Unidad de Divulgación, Educación y Promoción del Jardín Botánico, asegura que «en este contexto los jardines botánicos pueden funcionar como refugios para los invertebrados, animales esenciales en el funcionamiento de las redes de la naturaleza. Así, los invertebrados, y especialmente los insectos, son agentes esenciales en la polinización (incluyendo cultivos), muchos de ellos son depredadores de plagas o colaboran en la descomposición de la materia orgánica y reciclado de nutrientes, entre otras cosas; sin embargo, según estudios recientes, la diversidad de insectos se está viendo reducida vertiginosamente a nivel planetario, principalmente por causas humanas, como la destrucción de los hábitats o el abuso de plaguicidas».
García-Saúco añade que «uniendo la preocupación por la pérdida generalizada de insectos y la curiosidad por conocer cómo funciona ecológicamente el Jardín Botánico de Castilla-La Mancha como refugio de estos seres, recientemente se ha desarrollado un estudio sobre las libélulas y caballitos del diablo (odonatos) en este lugar único».
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