Sanitarios, la luz al final del túnel

Agencias
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Los profesionales de la salud empiezan a respirar tras semanas de máxima presión en los hospitales, aunque continúan sin poder relajarse por el «pánico» al rebrote

Daniel, enfermero en un hospital madrileño, está sorprendido por cómo ha salido la gente a la calle en cuanto ha podido - Foto: J.J.Guillen

Superado el traumático pico de la crisis del coronavirus, los sanitarios admiten que la situación en los hospitales es «bastante mejor» que semanas atrás, en las que los pacientes morían a decenas, pero advierten de que no se puede «bajar la guardia» y contemplan con «pánico» la posibilidad de un rebrote de la pandemia que tense de nuevo un sistema sanitario que ha estado al borde del colapso.

«Yo tenía 25 pacientes hacinados como podía, cuando volvías con la medicación se te habían muerto uno o dos. Parece que hace mucho tiempo de eso, pero si te pones a pensarlo hace solo 20 días», cuenta Daniel, enfermero del hospital Clínico San Carlos de Madrid, que resume así la dificultad de analizar con perspectiva lo que ha vivido. 

Rosana, enfermera en el hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares, cuenta que siguen teniendo «miedo», pero que ya no trabajan «en medio del caos». Sin embargo, cree que se ha pagado «un precio muy alto» por aplanar la curva de contagios.

«Seguimos aún con más pacientes de lo habitual, pero nada que ver con los peores momentos de hace unas semanas», narra Eduardo, del hospital Infanta Sofía, en San Sebastián de los Reyes, donde también ejerce como enfermera Tania -nombre ficticio-, que coincide: «Ya no estamos tan mal, o quizá es que nos hemos acostumbrado».

Delia -nombre ficticio-, que trabaja en el hospital Gregorio Marañón, asegura que si bien «la situación en el centro es más tranquila» y ya cuentan con varias plantas «limpias» de pacientes de coronavirus, los ánimos continúan «mal» y sus compañeros están «jorobados». «Seguimos con miedo y muchos con insomnio», subraya. En  este sentido, recalca que «a nivel de profesionales hay muchas bajas».

Aunque el diagnóstico de la situación en los hospitales ha mejorado, está lejos de poder calificarse como corriente. Eduardo, por ejemplo, explica que su centro ya ha comenzado a devolver su uso habitual a todos los espacios que se reconvirtieron para asumir la demanda cuando alcanzó su punto más crítico y a organizar los circuitos de pacientes con y sin COVID-19 «para poder atender con seguridad» a estos últimos.

Eso sí, todos los entrevistados coinciden: la pandemia no ha acabado, y comportarse en base a una falsa seguridad que no es tal puede ser fatal. «La posibilidad de que haya un rebrote nos da pánico. Esto está cogido con alfileres», reconoce Rosana. Por su parte, Daniel está muy sorprendido «por cómo ha salido la gente a la calle» en cuanto se han relajado las medidas de confinamiento, lo que tiene a la plantilla de su hospital «un poquito cabreada» y le hace pensar que «a más de uno le hace falta haber pasado un turno» atendiendo a pacientes de coronavirus. «Ninguno estamos cantando victoria todavía», sentencia Rosana.