La llegada de la pandemia por el coronavirus ha trastocado al sistema sanitario en su conjunto, puesto que prácticamente todos los recursos humanos y materiales se destinaron para combatir el SARS-CoV-2, sobre todo en los momentos más duros. De hecho, la suspensión de las intervenciones quirúrgicas también llegó a paralizar durante un tiempo los trasplantes por una cuestión de seguridad sanitaria para los receptores de los órganos. Esta situación ha tenido una clara incidencia y repercusión en la actividad trasplantadora en todo el país, y la provincia de Albacete y la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha no ha sido ajena a esta complicada situación.

A pesar de ello, el Hospital General Universitario de Albacete registró durante el 2020 un total de 18 donaciones de órganos y tejidos, sólo tres fueron exclusivamente de tejidos (córneas). La mayor parte, 12, se obtuvieron por muerte encefálica de los donantes, y seis en asistolia (a corazón parado), técnica ésta última que se implantó en el centro hospitalario hace unos años y que constituye el futuro de la donación de cadáver. En concreto, de las seis donaciones en asistolia (tres fueron extracciones superrápidas y tres perfusión abdominal normotérmica, lo que se conoce como ECMO).

La cifra de donantes de órganos de 2020 es ligeramente inferior a los contabilizados en 2019, año con cifras históricas, donde se recibieron 30 donaciones y dos de tejido, lo que representó respecto al año anterior un aumento del 36%. Sin embargo, a pesar de la pandemia la cifra de donantes fue similar al año 2018 que el Hospital General recibió 19, aunque el descenso respecto a 2019 fue del 60%.

edad. La edad media de los donantes de órganos registrados en el Hospital General de Albacete en 2020 fue de 59,2 años, inferior a la del año anterior, el 2019, donde se situó en los 67 años. De las 18 donaciones, 11 eran mujeres y siete varones.

Sobre las causas que llevaron a donar los órganos en 2020, el 50% fue por accidente cerebrovascular (ACV) hemorrágico, mientras que el resto se debió a la encefalopatía anóxica, ictus isquémico o traumatismo craneoencefálico.

La generosidad de los donantes fallecidos y sus familiares generó 45 órganos que permitieron salvar la vida de algunas personas o la mejora de su supervivencia y su calidad de vida.

En concreto, de las donaciones se obtuvieron 28 riñones, 10 hígados, dos corazones, dos pulmones, dos páncreas y un intestino, además de las córneas.