Editorial

Día del Orgullo Lgtbi, una celebración más que necesaria

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La sociedad avanza a pasos agigantados, la humanidad ha sido capaz de dar un paso de gigante en los últimos dos siglos, logrando metas increíbles que han permitido a nuestra generación mejorar en calidad y en esperanza de vida, inventos que  nos hacen la vida muy fácil, incluso hemos llegado a Marte, pero a pesar de ello seguimos siendo una sociedad llena de prejuicios que en estos tiempos deberían formar parte de la historia.

Desgraciadamente, desde que el ser humano habita este planeta, ser diferente conlleva el peligro de ser apartado, de ser criticado y de sufrir acoso por parte de aquellos que se consideran a sí mismos, normales.

El colectivo Lgtbi celebra estos días el Orgullo, con mayúsculas, y se antoja una fiesta más que necesaria, no solamente para que lesbianas, gais, bisexuales e intersexuales muestren orgullosos su identidad sexual, sino para reivindicar, sobre todo, la libertad de vivir la sexualidad como a uno se le antoje.

Esta celebración es necesaria porque, lejos de ser algo normal, los medios de comunicación siguen llenando sus páginas con  noticias de agresiones a personas por tener una determinada condición sexual. La discriminación sigue a la orden del día y esta sociedad, cada vez más avanzada, no termina de entender que las personas somos libres y dentro de esa libertad está encuadrada nuestra forma de vivir la sexualidad.

Seguramente España sea uno de los países más avanzados y más tolerantes del mundo en este tema, sobre todo si nos comparamos con países como Qatar, que arrestará a las personas que lleven la bandera Lgtbi durante el próximo Mundial de fútbol o en Rusia, donde ser homosexual sigue siendo castigado.

Pero si nos atenemos a la realidad, la discriminación sigue existiendo, de otra manera, pero es patente y palpable. El 80% de las personas transexuales no encuentra trabajo debido a su condición, algo que no debería influir a la hora de desarrollar una función, pero que es la cruda realidad.

Tampoco lo tienen fácil a la hora de lograr su objetivo de cambiar de sexo, son muchos los pasos que tienen que dar para que en Sanidad les pongan el tratamiento de hormonas para ello y no digamos para realizar la operación definitiva de cambio de sexo, con listas de espera de hasta siete años.

A nuestra sociedad, que en muchos aspectos avanza a pasos agigantados, le sigue faltando empatía con este colectivo y sigue sin ver normal lo que debería serlo desde hace mucho tiempo y calla ante las injusticias que sufren en pleno siglo XXI y que son más propias de la Edad Media. Por eso, por desgracia, el Día delOrgullo, sigue siendo muy necesario.