«Trato de mezclar dos pasiones, la fotografía y la poesía»

Virgilio Liante
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«He intentado explorar el territorio de la memoria, de los sitios abandonados»

José Iván Suárez - Foto: José Miguel Esparcia

Ha realizado la exposición fotográfica Sueños Silvestres en los hospitales de la provincia. Como periodista ha escrito en distintos medios de la provincia y en la revista Sierra Viva. Pertenece a la Red de Periodistas Rurales de España coordinada por Manuel Campo Vidal. Actualmente prepara un proyecto de investigación histórica. Ahora, José Iván Suárez, expone hasta el día 24 de junio su exposición El verso en el ojo.

¿De qué va la exposición El verso en el ojo?

Trato de mezclar dos pasiones que tengo que es la poesía y la fotografía, con una Polaroid que tengo de segunda mano, tiene sus limitaciones técnicas como máquina fotográfica, pero también tiene su magia. El uso de los chasis en blanco y negro. Utilizo versos sueltos para transmitir una idea del paso del tiempo, de nostalgia, de melancolía, del imperio de la infancia, de sitios abandonados.

¿Cuántas fotografías vas a exponer en Librería Popular?

Se verán entre 20 y 22 cuadros, y cada uno lleva de cuatro a seis fotografías. Lo que hago es combinar todo como si fuera una secuencia. No son fotografías de gran formato.  Puede haber 80, 90 o 100 imágenes.

¿Cuáles son sus referencias?

Valoro mucho el trabajo de los fotoperiodistas, en Albacete tenemos a Escobar, a Collado, a Belda, y a otros fotoperiodistas de los años 70 que renovaron la profesión del fotoperiodismo y luego ya los que entronca con el lirismo de la imagen tenemos a Chema Madoz, José Manuel Navia. En España tenemos a Alfonso Sánchez Portela y luego en la poesía me gustó mucho Julio Llamazares, José Hierro, José Ángel Valente y de los compañeros de Albacete, que tenemos grandes cracks.

¿Una obra se acaba para siempre o su perfección quiere siempre mejorarla?

Esta exposición no está acabada. Yo creo que seguiré haciendo Polaroid y las seguiré captando y haciendo porque es muy divertido salir con esta cámara y captar la luz en los atardeceres, las sombras y cualquier obra siempre es inacabada.

¿Qué busca en esta obra, también hay reivindicación?

Principalmente he intentado explorar el territorio de la memoria, de los sitios abandonados, los carteles que apenas quedan unas palabras, el asombro de la infancia y también ver las diferencias entre los rascacielos y los asentamientos.

Me decía el otro día Ginés Sánchez que hay que caminar mucho, visitar muchos museos.

Sí es cierto. Hay que desgastar suela y desgastar las zapatillas, porque se puede reflejar el mundo sin viajar nada. Fíjate por ejemplo que Emilio Morenati que ganó hace dos o tres años el Pulitzer lo hizo todo en 10 kilómetros alrededor de su casa en Barcelona. No tuvo que moverse mucho porque toda la realidad y lo que necesitaba demostrar estaba allí cerca.

¿Un artista tiene miedo a repetirse?

Las personas que hacemos algún tipo de manifestación artística tendemos siempre a repetirnos. En mi caso, las casas abandonadas, las puertas, las ventanas, siempre que veo alguna la fotografío.

¿Cuál es el sitio más insospechado que has visto?

Hay estaciones de tren abandonadas por aquí, en esta línea que es casi fantasma de Chinchilla-Cartagena, apeaderos que son un poco tétricos, los cortijos siempre tienen ese punto de que aún está la gente ahí viviendo. Cuando ves las piedras de los molinos abandonadas en los campos te lleva a pensar.

¿Quién es el dueño de una obra?

Mientras la haces es de uno, pero en el momento que lo haces público es de uno y eso es una grandeza de la creatividad artística.