Javier Ruiz

LA FORTUNA CON SESO

Javier Ruiz


El alzamiento

14/09/2023

Ha dicho la ministra portavoz del Gobierno que lo próximo de la derecha será un alzamiento después de las declaraciones golpistas de Aznar. En realidad, se lo ha preguntado, no lo ha afirmado tajantemente; de ahí la prudencia de Isabel Rodríguez, que no habla a humo de pajas y le viene muy bien para su cargo de portavoz. La cuestión es que el ex presidente del Gobierno había hablado de una respuesta cívica, que plantase cara a la autoamnistía con la que se pretende fulminar el principio nacional sagrado de igualdad ante la ley. La señora Rodríguez habla de alzamiento, pero aquí los únicos que se están alzando son los que se quieren levantar de su sillón de Waterloo y salir a la calle silbando como si no hubiese pasado nada. No, Isabel, no; creo que en esta ocasión no llevas razón.
Porque si resulta que es un partido de izquierdas o un sindicato el que habla de tomar la calle o nada menos que rodear el Congreso de los Diputados, como hizo Podemos hace un tiempo, aquí no pasa nada y lo que resulta es una rebelión cívica, democrática, a lo sumo una revolución social que tiene mucho pedigrí y goza de soporte académico y espiritual. El Congreso es la sede de la soberanía nacional y el exponente máximo de la democracia española. Si lo rodea y lo presiona la izquierda no sucede nada; es un acto de rebelión social. Si un ex presidente de la derecha habla de salir a la calle para oponerse a la autoamnistía que se está negociando, entonces hablamos de golpe de Estado o alzamiento. Cómo ha interiorizado la izquierda que no vivió la Transición y mucho menos el franquismo eso que llaman memoria histórica.
Es curioso porque pareciera que Franco está vivo a cada momento y con este tipo de declaraciones, uno pensara que Largo Caballero también, que se pasó todo el treinta y seis invocando el alzamiento que finalmente se produjo. Sin embargo, la memoria histórica ha resultado de largo alcance, pero estrecho margen, ya que nadie se acuerda aquí y ahora del golpe de Estado del Primero de Octubre en Cataluña dado por Puigdemont, que puso en jaque a nuestros cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, por no hablar de la memoria de ETA y los bilduetarras. Dirán que ETA ya no existe, pero sus efectos sí. Hablen con las víctimas.
Así las cosas, la invocación a los alzamientos no parece lo más prudente para la sonrisa del Gobierno que es nuestra Isabel Rodríguez, mucho mejor que Solís Ruiz, claro. Pero debe comprender la diputada por Ciudad Real que no todo vale y que la escalada verbal, lejos de ayudar a la convivencia, la complica. Si censuramos la respuesta que Aznar pide o Ayuso anticipa con su participación en la manifa del 8 de octubre de Sociedad Civil Catalana, estamos cercenando uno de los derechos fundamentales que una democracia ampara, como es el de manifestación. La cuestión no es tanto de alzamientos o no, sino de inteligencia política. La derecha debe centrarse en sacar su investidura y si no lo consigue, construir una alternativa que vehicule la reacción transversal y mayoritaria de los españoles contra un acuerdo con los secesionistas. Yerra Aznar quizá cuando utiliza el basta ya que se usó contra ETA, pero en absoluto se equivoca en la reacción cívica. El procés lo paró la maquinaria y el cuerpo del Estado, pero lo diluyó la reacción cívica una semana después con la manifestación histórica de Barcelona. Si llamamos alzamiento a todo, a ver si va a resultar que los ciudadanos de Puertollano se levantaron contra el ayuntamiento de Isabel Rodríguez.