Javier López-Galiacho

Javier López-Galiacho


Nino, 1973

18/04/2023

(A Alfonso López) 
Sería la hora del alba del lunes santo de 16 de abril de 1973, cuando en una cerrada curva de aquella vieja y tortuosa Nacional III, Nino Bravo se le estrelló a la canción mundial en español. Nunca ha habido mejor garganta entre todas las voces. Ese 16 de abril, paradojas de la vida, se celebraba el Día mundial de la voz. Un tiempo aquel donde en un descuido el toro de la carretera te corneaba. Como le ocurrió a Cecilia, Bruno Lomas, Tino Casal, Manolo Caracol o a Jesús de la Rosa (vocalista Triana). Algo de todos se nos murió en aquella curva a tan solo 95 kms. de Madrid. Pues Nino Bravo era mucho más que una voz prodigiosa, ese don divino del que un día Frank Sinatra dijo alegrarse de que no cantara en inglés, pues le hubiera quitado el sitio. Nino era la voz de un pueblo; la que nos acompañaba en la radio del Seat 1430 camino de la Costa Dorada. El intérprete de aquella Noelia, cuya melodía y letra se colaban por el patio de casa.  El cantante de ese himno que es Libre y que el pueblo lo hizo suyo, pues lo canturreaba malamente hasta el pintor Segura mientras forraba de papel pintado el salón de casa. Nino era patrimonio sentimental de esos radioyentes que pedían al locutor Alfonso López de Radio Juventud canciones como esa bellísima Cartas amarillas, que le compuso un grande como Juan Carlos Calderón. Nino Bravo era también la voz que a 5 pesetas emergía como un chorro de aquella máquina de discos de la cafetería Topaz, porque a Eusebio, el de la furgoneta del vecino Almacenes Paños, le encantaba escuchar Te quiero, mientras movía con un halo de nostalgia los tres hielos de su cubalibre. Nino se nos fue muy joven. Tan insultantemente nuevo como aparecía en aquel cartel que anunciaba su actuación en 1972 en nuestra ciudad, en ese viejo Whisky Club del que ni Google se acuerda. Este pasado domingo TVE nos regaló sobre él un soberbio Imprescindible. Eso es televisión pública. Hace 50 años se nos fue el mejor tenor dramático de la canción romántica popular en español. Y es que Como todos (era el título de su canción preferida), nacemos llorando y terminamos perdiendo.