¿Fueron unos comienzos especialmente difíciles? No fueron fáciles. Había mucho que hacer, no teníamos tiempo para el aburrimiento. Había barrios con calles sin asfaltar, sin aceras, sin alumbrado o con uno muy deficiente... Los barrios tenían muchas carencias y la FAVA defendió su modernización con mucho convencimiento. Conseguimos que se aprobara el Reglamento de Participación Ciudadana.